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A principio de mes se presentó en Madrid el estudio de COCETA sobre el papel de las mujeres en las cooperativas de trabajo. La ministra de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social, Magdalena Valerio, asistió al acto, reivindicando el papel de la economía social y en particular de las mujeres en el sector de las cooperativas, promotoras de innovación y empleos de calidad, así como promotoras del cambio social.

Han transcurrido más de cinco años desde que COCETA efectuara el último estudio sobre la realidad social y laboral de las mujeres en las cooperativas de trabajo en España. Durante este tiempo han sido numerosos los acontecimientos que se han producido en el país y en los ámbitos europeo e internacional, que han incidido sobre la realidad de hombres y mujeres. Acontecimientos sobre todo de índole económico, destacando como eje de estas variaciones la fuerte crisis económica. Su repercusión en la sociedad española ha extendido la precariedad laboral tanto a hombres y mujeres; si bien, de manera más aguda en ellas: cifras elevadas de paro, temporalidad, incertidumbre, bajos salarios, jornadas desajustadas, etc.

El estudio, por tanto, expone la situación actual y extrae conclusiones que permitirán a COCETA, junto con sus organizaciones confederadas, diseñar nuevas acciones que promuevan el fomento del empleo femenino en las cooperativas de trabajo. Según los datos estadísticos de la Dirección General del Trabajo Autónomo, de la Economía Social y de la Responsabilidad Social Empresarial, a 31 de marzo de 2019 hay 19.374 cooperativas en España que emplean directamente a 384.493 personas. De estas, el 49,8% son mujeres.

Valerio destacó que por primera vez hay más de 9 millones de mujeres ocupadas en España, incidiendo en la necesidad de corregir las diferencias salariales existentes, que rondan el 22%. La responsable de Trabajo quiso resaltar el perfil de las mujeres en las cooperativas de trabajo asociado. La mejora de la cualificación profesional ha cambiado radicalmente, pasando de un 47,1% a un 79% de mujeres con estudios universitarios. Sin embargo, apenas hay mujeres por debajo de los 25 años.

Esto lleva a la conclusión de que hay que fomentar los mecanismos de visibilidad de esta fórmula empresarial para que las personas jóvenes vean en las cooperativas un proyecto profesional que contribuye activamente a la cohesión social, la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, la creación de un empleo de calidad y más igualitario y la conciliación de la vida personal, familiar y laboral.