Tonia Fuster sostiene una de las lámparas fabricadas por ella misma junto a otros diseños que combinan los tonos blancos, negros y rojos y tienen un uso inteligente.

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Objetos sencillos, útiles y originales, pero que huyen del exceso. Así son las creaciones de Tonia Fuster, una joven emprendedora que da nombre a una marca de iluminación, sobre todo lámparas de techo y mesa y focos, con diseños que reivindican lo analógico. Su formación en diseño del producto e interiorismo le motivó a iniciar este proyecto en solitario: “Cuando estudié producto en Palma, en una clase nos hicieron construir una lámpara de madera, y me encantó”.

Tras ello, presentó su primera colección en Art Jove, donde resultó premiada, y a ello le siguieron exposiciones colectivas y pequeñas muestras. Decidió tomar su propio camino tras unas prácticas con el diseñador Nico Guevara que “me hicieron ver una perspectiva más amplia del diseño, la producción y los tipos de marcas en el mercado”.

Su aprendizaje autodidacta y experimentación le ayudan a innovar: “No parto de un briefing, sino que son ideas que nacen tras ver objetos que me inspiran”. De esta manera, crea materiales que “tienen un toque de ingenio, un uso diferente y una estética básica pero funcional”. A ello se suma el uso de colores básicos, blanco, negro y rojo: “Los dos primeros son útiles porque combinan con cualquier otro, y el rojo es mi color personal. No descarto hacer objetos en tonos pastel en el futuro”.

PROCESO EN SERIE. Entre los productos elaborados por Tonia Fuster destacan los platos con un cristal en la parte del foco: “Aparte de para que no deslumbren, hacen que la luz no se pierda por delante y haga reflejo con la pared”. También diseña pequeñas lámparas de metal: “Tienen un enganche para estantes y un ajuste manual. Intento no recurrir a lo digital, sino a lo analógico, para que el cliente juegue con el objeto y le dé por sí mismo una función”.

Su método de trabajo dista del de otras marcas: “Los productos están pensados para hacerse de forma industrial y en serie. Algunas partes sí pueden ser artesanales, pero trato de conectarlas con los componentes seriados”. De esta manera, la creadora ha empezado a vender sus productos a través de redes sociales y páginas web y está preparada para lanzar su primera colección: “He creado una producción, he realizado un stock y otros procesos de ventas y empezaré a negociar con tiendas, tanto físicas como online”.

Fuster plantea expandir primero sus productos en España: “Es más fácil de ubicar y vender, aunque creo que más tarde se podrá internacionalizar”. De forma paralela, también tiene otros retos: “Estoy planeando vender la patente a marcas que puedan producir, porque son diseños más novedosos y necesitan unos medios de los que no dispongo todavía”.