Ante este problema, que los expertos aseguran que va en aumento, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó hace unos días el listado actualizado de las bacterias farmacorresistentes más peligrosas, en el cual se incluyen cuatro nuevas. "La amenaza de la resistencia a los antimicrobianos ha aumentado desde la publicación de la primera lista en 2017, lo cual mina la eficacia de numerosos antibióticos y puede echar por tierra muchos logros de la medicina moderna", dijo la subdirectora general interina de la OMS para la Resistencia a los Antimicrobianos, Yukiko Nakatani.
La lista completa consta de 15 'superbacterias' clasificadas en tres categorías -crítica, alta y media- en base a su peligrosidad, carga mundial y repercusión en los sistemas sanitarios. .
Patógenos críticos
Las bacterias que se encuentran dentro del grupo crítico son la mayor amenaza debido a que cuentan con opciones limitadas de tratamiento y a que tienen una alta tasa de morbilidad y mortalidad. En general, son muy difíciles de prevenir y su capacidad de transmisión es elevada. Los patógenos que se encuentran dentro de esta clasificación son: las bacterias Acinetobacter baumannii y Mycobacterium tuberculosis; y la familia de Enterobacteriales.
La Acinetobacter baumannii puede provocar neumonías, infecciones del tracto urinario, septicemias, meningitis y endocarditis (inflamación del revestimiento interno de las cámaras y válvulas del corazón). Cabe destacar que la mayoría de estas infecciones suelen adquirirse dentro de los hospitales y afectan a los pacientes inmunodeprimidos y a aquellos que se encuentran en la UCI. Estos patógenos son resistentes a los carbapenémicos.
La Mycobacterium tuberculosis es la causa de la mayoría de casos de tuberculosis en el mundo. Es una enfermedad que ataca a los pulmones, pero que también puede afectar a los riñones, al cerebro o a la columna vertebral. Los niños y los ancianos son los más vulnerables. El patógeno se ha vuelto resistente a la rifampicina, un antibiótico que también se utiliza para tratar la meningitis. En 2022 se registraron 10,6 millones de casos de tuberculosis y 1,3 millones de muertes, según la OMS.
Las enterobacterias habitan en el intestino de las personas y entre ellas se encuentran la Klebsiella y la Escherichia coli. Pueden causar sepsis, neumonía asociada al respirador y abscesos intraabdominales, aunque la mayoría de las infecciones afectan al tracto urinario. El blanco de estos patógenos son, principalmente, los pacientes que se encuentran recibiendo tratamiento para otras enfermedades. Son resistentes a los carbapenémicos y a los cefalosporinas de tercera generación.
Bacterias de alta prioridad
La OMS agrupa dentro de los patógenos con alta prioridad a las bacterias que son muy difíciles de tratar y que tienen una alta morbilidad y mortalidad. No se pueden prevenir fácilmente, son altamente transmisibles y cuentan con muy pocos tratamientos potenciales en desarrollo. Aunque no posean una prioridad crítica a nivel mundial, sí que la tienen en regiones concretas. A continuación se detallan las bacterias que se encuentran dentro de este grupo.
La Salmonella Typhi es la causa de la fiebre tifoidea, una enfermedad que puede ser mortal y que se transmite a través del agua y de los alimentos contaminados. Tras ingerirse la bacteria se multiplica y pasa al torrente sanguíneo. Este patógeno se ha vuelto resistente a las fluoroquinolonas. Según la OMS, unas nueve millones de personas enferman cada año de fiebre tifoidea, de las cuales fallecen unas 110.000.
La Shigella spp es una bacteria que pertenece a la familia de los Enterobacteriaceae y es una de las principales causas de gastroenteritis bacteriana. Se transmite por el contacto con objetos y alimentos contaminados y con personas infectadas. Los niños menores de cinco años tienen mayor probabilidad de contraer la enfermedad. La bacteria se ha vuelto resistente a las fluoroquinolonas.
Los Enterococcus faecium son microorganismos que están presentes en los intestinos de las personas. Pueden causar infecciones urinarias, bacteriemia (presencia de bacterias en el torrente sanguíneo), infecciones intraabdominales y pélvicas, endocarditis e infecciones de la piel, tejidos blandos y de las heridas. Estos patógenos han desarrollado resistencia a la vancomicina.
Las bacterias Pseudomonas aeruginosa crecen en áreas húmedas y pueden causar infecciones externas leves o infecciones internas graves que afectan a los pulmones, al torrente sanguíneo o a las válvulas del corazón. Las infecciones suelen ser más graves en las personas que padecen diabetes, fibrosis quística, VIH u otras enfermedades delicadas. Estos patógenos se han vuelto resistentes a los carbapenémicos.
La Salmonella no tifoidea provoca gastroenteritis, fiebre entérica, bacteriemias e infecciones focales. También puede causar abscesos que deben ser drenados. Se transmite por el contacto directo o indirecto con animales infectados, con alimentos derivados de los mismos -como carne, leche, huevos- y con sus excreciones. Esta bacteria ha desarrollado resistencia a las fluoroquinolonas.
La bacteria Neisseria gonorrhoeae es la causa de la gonorrea, una enfermedad de transmisión sexual que padecen millones de personas. De hecho, se calcula que solo en 2020 se produjeron 82,4 millones de nuevas infecciones en el mundo. Si no se trata puede provocar infertilidad y otros problemas relacionados con la salud sexual. Este patógeno se ha vuelto resistente a las cefalosporinas de tercera generación y/o a las fluoroquinolonas.
Las Staphylococcus aureus se encuentran en la nariz y en la piel de las personas y no suelen ser un problema. Sin embargo, cuando las bacterias ingresan al torrente sanguíneo, al corazón, a los pulmones o a los huesos pueden ocasionar infecciones mortales. Estas suelen comenzar con pequeñas protuberancias rojas que se convierten en abscesos dolorosos. Esta bacteria ha desarrollado resistencia a la meticilina.
Patógenos con prioridad media
Las bacterias que forman parte de esta categoría son medianamente complicadas de tratar. Su morbilidad y mortalidad es moderada, son difíciles de evitar y cuentan con más candidatos de tratamiento. Al igual que sucede con el grupo anterior, los patógenos con prioridad media pueden ser críticos en algunas áreas del planeta. En este grupo se incluyen cuatro bacterias que se explican a continuación.
Los estreptococos del grupo A habitan en la nariz y la garganta de las personas y causan infecciones como la amigdalitis, una enfermedad que es más frecuente en los menores de entre 5 y 15 años. Se trata de una dolencia que no es grave, pero que puede presentar complicaciones como fiebre reumática y glomerulonefritis si no se trata. Estas bacterias se han vuelto resistentes a los macrólidos.
La bacteria Streptococcus pneumoniae, conocida como neumococo, también figura en esta lista. Se trata de un patógeno que puede causar otitis, neumonía, sepsis, meningitis e incluso la muerte. Los más vulnerables son las personas mayores, inmunodeprimidas, con enfermedades crónicas, cáncer, entre otras. La bacteria ha desarrollado resistencia a los macrólidos.
Las infecciones por la bacteria Haemophilus influenzae afectan al sistema respiratorio, pero también pueden extenderse a otras partes del cuerpo. Estos patógenos habitan en las vías respiratorias y pueden provocar sinusitis, meningitis y epiglotitis (inflamación del cartílago que recubre la tráquea). Afecta a los niños y a las personas que padecen algún trastorno de inmunodeficiencia. Se ha vuelto resistente a la ampicilina.
La última bacteria del listado son los estreptococos del grupo B, las cuales se hallan en los intestinos o en tracto genital. Este patógeno representa una amenaza para los recién nacidos, pero esto no significa que los adultos con enfermedades crónicas no puedan verse afectados. La enfermedad estreptocócica del grupo B puede causar neumonía, meningitis, infección del torrente sanguíneo, entre otros.
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