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A Steve Thomson le cambió la vida en noviembre de 2019: ganó un enorme bote del sorteo de Euromillones y se embolsó 108 millones de libras esterlinas, es decir, 123 millones de euros.

Pero pese a ser inmensamente rico, Thomson echa de menos su sencilla vida anterior a ser millonario. Al menos es lo que aseguran sus excompañeros, en declaraciones al diario The Sun.

"Steve obviamente se siente muy afortunado de estar en la posición en la que está, pero nada podría haberlo preparado para el cambio en su vida después de ganar el Euromillones", dicen sus amigos.

"Es un tipo muy modesto y humilde y amaba su vida como albañil. Steve extraña el trabajo y todo lo que conlleva, como los grandes compañeros con los que trabajaba y las bromas que hacían juntos", prosiguen.

Tanto amaba su trabajo, que incluso después de ganar el premio, Thomson terminó los pedidos pendientes para los clientes de su negocio de ventanas e invernaderos en Selsey, West Sussex.

Una vez terminados, el albañil británico pasa la mayoría de los días en casa, con su familia o paseando a su perro. Su hogar, por cierto, es una mansión de cinco millones de euros con seis habitaciones, piscina y cancha de tenis.