'Alba: a wildlife adventure' retrata el verano de una niña en la costa valenciana. Una ambientación tremendamente localista en la que no faltan las paellas, los edificios de cemento repletos de turistas o los ferris a Denia para un juego con vocación internacional.
Parece que el Mediterráneo no solo ha inspirado canciones, cuadros y películas, sino que también ha cautivado el arte de los videojuegos. La historia combina varias misiones con la exploración del terreno. Desde una isla que recuerda a la de Benidorm, con el bar incluido, hasta la casa de los abuelos, un paseo marítimo y un humedal descuidado, Alba puede recorrer todo el pueblo mientras identifica pájaros y animales y recoge la basura que hay por el suelo.
Como se puede ver en el tráiler, el juego sigue a Alba, una niña fascinada por la naturaleza que vive el verano con sus abuelos en el pueblo de Secarral. La niña pasa las vacaciones jugando con su amiga Inés identificando animales con su móvil, cuando el alcalde anuncia su plan para levantar el hotel. Entonces, Alba e Inés deciden impedirlo.
La reserva es uno de los lugares principales del mapa, y donde comienza la historia: diez años antes de la acción, Alba pasea con sus abuelos por la reserva y ven un lince. Ahí es donde nace su afición por la naturaleza.
El propio creador del videojuego afirmó que ambientarse en Valencia fue algo difícil: "Si tienes un poco de ambición de llegar a un público generalista, parece que tienes que hacer una ambientación genérica de abetos y piedra gris tipo medieval, pero creo que hacer las cosas específicas y auténticas hacen que la gente pueda conectar", opina Fernández.
A pesar de tener claras sus convicciones, Fernández y Keatch dudaron mucho sobre cómo enfocarlo. "No queríamos soltar un sermón, pero a la vez decíamos: tienes shooters cuya finalidad es legitimar el ejército como una vía profesional. ¿Por qué no vamos nosotros a apostar por un discurso beneficioso para todo el mundo?". Y así lo hicieron.
Pese a que la protagonista es una niña, el juego no tiene vocación de dirigirse al ámbito educativo. "No queríamos ser un juego educativo, ya que a la gente le tira para atrás. Es un juego normal y corriente para un público mayoritario", ha explicado y ha incidido en rechazar el "sambenito" de ser un juego educativo.
El objetivo del juego es concienciar sobre el elemento conservacionista de la trama con acciones como recoger la basura o tener una comunidad involucrada con el medio ambiente.
En 'Alba', la naturaleza típica valenciana juega un papel importante: "No necesitas irte a la selva para ver animales, los puedes ver donde tú vives, en las ciudades o los pueblos", ha explicado el director del juego. Por otro lado, los personajes son muy carismáticos y variados: distintas razas, religiones o identidades sexuales y de género que logran hacer interesante algo tan común como la vida cotidiana.
El juego está disponible para ordenadores y dispositivos Apple en Steam por 16,99 € y llegará a lo largo de este año a todas las consolas, aunque ya está disponible en PS5 y PS4 por 19,99 € en la PS Store.
La compañía está colaborando con la ONG Ecology, que planta un árbol en Madagascar por cada copia descargada. Desde diciembre, llevan ya 650.000 árboles plantados, y quieren alcanzar un millón. Según Fernández, no querían que el mensaje ecologista del juego "se quedara en un mensaje".
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