Con un tamaño de tres centímetros, el dispositivo está diseñado para fijarlo en el espejo retrovisor o en el coche. Envía señales de radar con imágenes de personas, animales u objetos que haya en el vehículo y la inteligencia artificial las analiza.
En concreto, el análisis realizado por el dispositivo determina el número de ocupantes y sus ubicaciones en un vehículo, detectando los casos en los que un niño o una mascota se ha quedado solo en el vehículo, de forma deliberada o accidental.
En tales casos, el sistema evitaría que las puertas del vehículo se bloqueen y sonará una alarma para alertar al conductor, los pasajeros y otras personas en el área de que hay un problema. «A diferencia de las cámaras, este dispositivo preserva la privacidad y no tiene ningún punto ciego porque el radar puede penetrar en los asientos, por ejemplo, para determinar si hay un bebé en un asiento para el automóvil orientado hacia atrás», han explicado los expertos.
El dispositivo de baja potencia, que funciona con la batería de un vehículo, distingue entre seres vivos y objetos inanimados mediante la detección de movimientos respiratorios sutiles. Los investigadores están ahora explorando el uso de esa capacidad para monitorear los signos vitales de los conductores en busca de indicios de fatiga, distracción, discapacidad, enfermedad u otros problemas.
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