Los médicos del hospital de Reims, en el este de Francia, reintegraron este martes la alimentación artificial de Vincent Lambert, el paciente en estado vegetativo al que se la habían retirado un día antes, en cumplimiento de una decisión judicial.
El Tribunal de Apelación de París ordenó este lunes por la noche que se volviera a alimentar al paciente para dar tiempo a que se pronuncie el Comité para los derechos de las personas con discapacidad de la ONU, al que habían recurrido los padres, contrarios a que se le deje morir.
Era el último recurso que les quedaba a los progenitores, que vieron cómo doce horas después de que se retirara la alimentación del paciente, la Justicia volvía a darles un plazo suplementario.
Un centenar de personas, que se manifestaban a las puertas del hospital en contra de la decisión de los médicos, celebraron la noticia, comunicada por los padres, con escenas de júbilo.
Es la quinta vez que los jueces ordenan volver a alimentar a este paciente, convertido en un símbolo del final de vida en Francia.
Cada vez que los médicos que lo tratan, en concierto con su esposa, decidían retirarle la sonda que lo alimenta, los padres, militantes de una asociación ultracatólica, encontraban un resquicio legal para que volviera a ser nutrido.
Los padres de Lambert quieren aprovechar este plazo suplementario para que su hijo sea trasladado a otro centro, al considerar que los doctores que lo tratan en Reims no entienden sus tesis.
«Vincent está bien. Pedimos que salga de este hospital. No es un enfermo terminal. No hay más que verlo en los vídeos. Todo queda reflejado en su mirada. Solo necesita beber, comer y amor», aseguró la madre, que en los últimos días ha difundido imágenes de su hijo en la cama del hospital.
En el vídeo, difundido a través de la revista Valeurs Actuelles, el rostro de Lambert aparece en un primer plano, con la mirada pérdida y una expresión de tristeza, siendo acariciado por su madre que repite continuamente: «No llores, pequeño. Estamos aquí. No te vamos a dejar».
El abogado de Rachel Lambert, su esposa, anunció este martes que van a denunciar la publicación del vídeo: «¿Quién aceptaría que unas imágenes así de uno mismo fueran difundidas en redes sociales?», preguntó.
Los padres piden que Lambert sea trasladado a un centro especializado en enfermos como él, donde consideran que entenderán mejor su estado.
La decisión fue acogida con pesar por la otra parte de la familia, encabezada por la esposa y cinco de sus hermanos, que consideran que lo mejor que se puede hacer para el paciente es dejarlo morir.
Opinión que comparten los médicos, que descartan toda posibilidad de remisión de este paciente, que ahora tiene 42 años, víctima de un accidente de tráfico en 2008 y postrado en una cama de hospital desde entonces.
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