Cada año, cerca del 5 % de las mujeres acuden al médico por este motivo; a lo largo de su vida, afecta al 50 % al menos una vez y su frecuencia aumenta especialmente con el envejecimiento, comorbilidades o la institucionalización. El microorganismo más común que las provoca es 'Escherichia coli', responsable del 70-80 % de los casos.
Desde ahora, las enfermeras podrán prescribir fosfomicina trometamol y Nitrofurantoína en mujeres mayores de 14 años con infecciones del tracto urinario (ITU) no complicadas, que abarcan principalmente dos tipos: cistitis, que es la infección de la vejiga, y pielonefritis, que es la que afecta a los riñones. Quedan excluidos así los casos complejos que requieren valoración médica, como infecciones recurrentes, uso de sonda vesical o inmunosupresión; también las ITU complicadas, que son las que aquejan a personas con mayor riesgo, como embarazadas, ancianos, diabéticos o personas con anomalías anatómicas, que requieren una evaluación médica más profunda.
Los síntomas típicos de la cistitis incluyen disuria (dolor o ardor al orinar), polaquiuria (necesidad de orinar con mayor frecuencia de lo normal, pero generalmente en pequeñas cantidades), urgencia urinaria, dolor suprapúbico y hematuria (sangre en la orina), sin prurito o flujo vaginal anormal. El tratamiento de la ITU no complicada se basa en el inicio temprano de medicación con antibiótico, sin necesidad de urocultivo rutinario, y su objetivo es el de aliviar los síntomas y erradicar la infección de manera rápida y eficaz, maximizando la accesibilidad al sistema sanitario.
Además, la guía establece protocolos específicos para el manejo de medicamentos, definiendo cuándo las enfermeras pueden iniciar, modificar, interrumpir o finalizar un tratamiento en función de los síntomas y evolución del paciente. Las comunidades autónomas y otras entidades adaptarán este documento, que se revisará cada cinco años, a sus contextos específicos, desarrollando protocolos que concreten la población objetivo, medicamentos autorizados y criterios de actuación. Se trata de la novena guía que permite a estas profesionales recetar medicamentos, que ya pueden prescribir para la deshabituación tabáquica, anestésicos locales, fiebre, anticoagulación oral, tratamiento de heridas, hipertensión, diabetes tipo 1 y tipo 2, quemaduras y ostomías.
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