El expresidente de la Generalitat de Catalunya Carles Puigdemont llega a un acto de bienvenida organizado por entidades independentistas en el paseo Lluís Companys, a 8 de agosto de 2024, en Barcelona, Catalunya (España). | David Zorrakino - Europa Press

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El expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, ha señalado que está en Waterloo (Bélgica) «después de unos días extremadamente difíciles», después de huir este jueves tras regresar para pronunciar un discurso en Barcelona antes de la sesión de investidura de Salvador Illa como presidente de la Generalitat, a la cual finalmente no asistió.

En una anotación en 'X' este viernes a las 21.05 horas recogida por Europa Press, ha dicho que «hay que analizar la situación política y poner en perspectiva la razón profunda de la operación que hizo posible lo que ocurrió» este jueves.

En este sentido, ha señalado que «son miles de kilómetros en muy pocos días y muchas jornadas de una tensión difícil de explicar», por lo que, ha dicho, confía en que se entienda que necesita todavía unas horas para reposar y tomar aire.

«Caza de brujas»

Ha destacado que la rueda de prensa de este viernes por parte de la «inefable» Conselleria d'Interior ha sido, en sus palabras, una de las más deplorables que recuerda. «No puedo creer que la caza de brujas que se ha desatado contra algunas personas concretas simplemente porque las han visto a su lado en momentos determinados, sea protagonizada desde ámbitos políticos que se llenan la boca de lucha antirepresiva», ha aseverado.

Ha equiparado la «ola represora» del conseller de Interior, Joan Ignasi Elena, y del comisario jefe de Mossos, Eduard Sallent, con el ministro de Interior, Fernando Marlaska, y el exministro de Interior Juan Ignacio Zoido. Asimismo, ha negado que llevara un sombrero de paja, que haya estado en un maletero y que haya residido en Hamburgo (Alemania), «cosas que se inventan en los atestados policiales».

Ha destacado una «rebequería» por parte de Elena y Sallent, al ver, textualmente, que el espantoso, incomprensible y a veces delirante dispositivo policial no lo ha entendido nadie y solo ha servido para molestar a los ciudadanos y gastar, inútilmente, dineros públicos.

«No he tenido nunca la voluntad de entregarme»

«Ya dije que no he tenido nunca la voluntad de entregarme voluntariamente ni de facilitar mi detención», ha subrayado, argumentando que le parece inaceptable, en sus palabras, que se le persiga por razones políticas y que no se le esté aplicando la Ley de Amnistía. Puigdemont entiende las razones por las que el Tribunal Supremo «tiene la obsesión» de tenerlo entre sus manos, textualmente, pero ni el operativo ni la reacción de los comandos políticos y policiales de los Mossos es comprensible ni aceptable, en sus palabras. Ha defendido que a los Mossos no se les tiene que pedir lealtad a ideas y narrativas políticas, «esto lo hacen los españoles con su Policía y Guardia Civil».

Sobre el 'pla gàbia'

Se ha mostrado orgulloso del papel de los Mossos en los atentados del 17A de Barcelona y Cambrils, «y todo el mundo sabe que el Mayor Trapero no era precisamente de la cuerda política del Govern, pero entonces actuó con una gran responsabilidad».

«Cuando se decidió montar una operación 'Gàbia' fue porque había que atrapar a unos terroristas que acababan de perpetrar una masacre en la Rambla. Unos terroristas. Gente que acababa de asesinar indiscriminadamente. No a un responsable político que tiene una detención que toda Europa ha rechazado y que no ha matado a nadie», ha reivindicado.

«¿No se les cae la cara de vergüenza?»

«¿No se les cae la cara de vergüenza?», ha preguntado retóricamente, y ha afirmado que la degradación de los comparecientes por la rueda de prensa de este viernes será muy difícil de revertir. Ha añadido que la vía hacia su españolización, «principalmente en el sentido de modelo policial», empezó con un tripartito y culminará con un gobierno que el mismo tripartito ha hecho posible, en sus palabras.

Puigdemont ha concluido la publicación con, ha dicho, una consideración final: «Si el conseller Elena y el departamento de Interior hubiesen cumplido con la ley y me hubiesen dejado la escolta que me pertenece, habrían sabido en todo momento cuál era mi recorrido por Barcelona y por Catalunya». En este sentido, ha señalado que no les habría hecho falta «la delirante operación de ayer, que formará parte por siempre más de su biografía pública. Y no como un mérito precisamente».