La llegada de Pablo Iglesias e Irene Montero este lunes al Juzgado de lo Penal número 14 de Madrid. | Efe

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Los acompañantes de Miguel Ángel F.D., el hombre juzgado este lunes por acosar e injuriar a Pablo Iglesias e Irene Montero durante meses en su casa, los han insultado de nuevo en las puertas del juzgado antes de una vista ante la que el exvicepresidente y la exministra han denunciado la «violencia política y mediática» que han sufrido.

El Juzgado de lo Penal número 14 de Madrid juzga al acusado, que se enfrenta a una petición de la Fiscalía de tres años de cárcel por dos delitos continuados de injurias graves con publicidad, un delito de acoso y un delito de descubrimiento de secretos, y dos multas por valor total de 13.800 euros. También solicita que no se acerque a los afectados durante dos años, según ha informado la Fiscalía.

Antes del juicio, varias personas que acompañaban al acusado han insultado a Iglesias y a Montero con gritos de «miserable» o «asqueroso», mientras la exministra y candidata a las elecciones europeas los ha tachado de «acosadores fascistas» y ha pedido, sin éxito, que se llamase a la Policía. Los denunciantes y los acompañantes del acusado han coincidido fuera del juzgado y el enfrentamiento se ha producido cuando los primeros habían entrado al recinto del juzgado y los separaba una valla.

Previamente, el procesado ha reconocido haber ido «muchas veces» al domicilio del exvicepresidente del Gobierno y de la exministra de Igualdad, si bien se considera inocente por tratarse -ha dicho- de una protesta política. Por su parte, Iglesias y Montero han enmarcado los hechos en una estrategia de «violencia mediática» destinada a que ellos dejaran la política y «este país». «Ojalá no haya impunidad, ojalá esto no vuelva a ocurrir. Creo que es evidente que si se tratara de ministros del PP o del PSOE, esto no habría ocurrido», ha añadido Iglesias.

Montero, en la misma línea, ha denunciado «una violencia mediática y política sin precedentes» contra dos ministros de Podemos y también contra una formación política «para impedir los avances sociales», porque no solo había gente apostada en la puerta de su casa, sino también «presentadores de medios de comunicación» que pedían que se fuese a su vivienda «a hacer romerías». «Hasta ahora, la guerra judicial, mediática, política contra podemos siempre ha quedado en la impunidad. Nosotras lo que esperamos es que en este caso no quede en la impunidad», ha añadido.