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La pertinaz sequía que azota a España y en especial a partes como Cataluña no da tregua y si la cosa no mejora en las próximas semanas, la ciudad de Barcelona podría enfrentarse a situaciones tan dramáticas como que el agua del grifo deje de ser potable.

Tal y como recoge El Periódico de Catalunya, la Administración y las operadoras de agua contemplan el escenario de que el agua del grifo supere alguno de los indicadores fijados por el Real Decreto 3/2023, y por lo tanto podría no ser apta para consumo humano.

A pesar de que en las últimas fechas ha llovido y la situación de los embalses ha mejorado, se aproxima la llegada del calor y la temporada de riego para el sector agrícola.

Uno de los motivos de la falta de potabilidad del agua es que cada vez baja menos agua procedente de los embalses, que es el agua de mejor calidad, por lo que los contaminantes, al haber menos cantidad de agua, están más concentrados.

Según El Periódico, el Departament de Salut ya se ha planteado en reuniones cómo actuar ante la posibilidad de que el agua no sea potable. "En ningún caso hablaríamos de grandes incumplimientos. Si esta agua se bebiera, no habría peligro sanitario para la población. Pero no se podría considerar potable porque superaría alguno de los umbrales marcados por la ley, por ejemplo en cloruros o trihalometanos", explica a este medio Miren López de Alda, investigadora del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

Llegado el caso, se advertiría a los ciudadanos de que es recomendable no beber ni cocinar con agua del grifo.

La solución sería disponer de agua de calidad para diluir la que no es apta y así poder obtener unos niveles aptos para el consumo humano. Pero la gran pregunta es saber de dónde se puede obtener ese agua. Barcos cisterna, desaladoras o embalses podrían ser las respuestas.