La reina ha presidido en el Oceanográfic de la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia el acto de entrega de las condecoraciones de Cruz Roja 2022, que han recaído en siete personas y entidades de las que ha destacado que «son diversas y tienen una forma de ver el mundo diversa», pero han encontrado «una manera de escuchar, de crear para transformarnos, de cuidar y atender, de solucionar».
Los galardonados han sido la deportista en silla de ruedas que escapó de Afganistán Nilofar Bayat; el jefe de cuidados paliativos pediátricos del Hospital Niño Jesús de Madrid, Ricardo Martino; la fotógrafa brasileña Angélica Dass; la ingeniera que lidera el grupo CSIC que ha desarrollado el primer exoesqueleto biónico para menores con atrofia muscular especial, Elena García Armada; la Cruz Roja Libanesa; la Fundación Seres y la Asociación Valenciana Casa Caridad.
Ellos, ha destacado la reina, encuentran «fortalezas en quien se siente débil, dan esperanza a quien vive en la oscuridad, ofrecen consuelo a quien ha perdido todo y alternativas a quien tiene las puertas cerradas». Respecto a Cruz Roja, ha destacado que las tensiones constantes del mundo, desde la covid a las guerras, los movimientos migratorios por el cambio climático, la pobreza o la falta de oportunidades, son un desafío para esta organización global y comprometida con cada ser humano que en cualquier parte del planeta necesite ayuda.
Ha reivindicado que Cruz Roja sigue creciendo, sigue siendo necesaria y es el reflejo de «la parte buena del ser humano: empatía, comprensión, unidad, amor, ayuda, la conciencia del otro», ya que son «humanos que cuidan a otros humanos». La reina ha destacado finalmente que la mirada de Cruz Roja revela que «nuestros porvenires están entrelazados y que todos formamos parte de esto, de la vida».
El presidente de Cruz Roja Española, Javier Senent, ha destacado que son «tiempos difíciles» los que nos tocan vivir, y ante ellos son necesarias «respuestas colectivas y solidarias de la sociedad y siempre con un margen de mejora», por lo que ha hecho una petición: «Apostemos por ser mejores». Senent ha reivindicado que hasta en el lugar «más recóndito del mundo» donde está Cruz Roja y la Media Luna Roja las personas intuyen que las causas de la organización son únicamente humanitarias y que nadie queda excluido, que no se juzga a las personas para ofrecerles asistencia y que se mantienen al margen de controversias políticas, religiosas o ideológicas.
Ha alertado de que los efectos de la pandemia y la «revolución energética» han cambiado las reglas de juego y se ceban en los más vulnerables, y ha defendido que solo las personas son capaces de generar cambios y de mejorar la vida de los demás, como evidencian los premiados, cuyas aportaciones contribuyen a hacer del mundo un lugar mejor.
En nombre de los galardonados ha hablado Samar Abou Jaoudeh, quien ha recogido la placa a la Cruz Roja libanesa y ha asegurado que es un honor compartir este reconocimiento con personas y organizaciones que tienen los mismos principios y valores y que se dedican a diario a mejorar la vida de las personas desde sus ámbitos.
Ha explicado que es voluntaria de Cruz Roja desde los 16 años y ha aprendido unos principios fundamentales que se han convertido en una forma de vivir que se refleja en todos los voluntarios que trabajan en el campo humanitario, a quienes ha agradecido el tiempo que dedican a apoyar y a vivir «el dolor y la alegría, lo bueno y lo malo», con las personas a las que ayudan.
Previamente ha dirigido unas palabras Therese Jamáa, experta en Tecnología Humanitaria y que ha formado parte de la Cruz Roja en Líbano, en Francia y en España, quien se ha emocionado al recordar el alivio y la esperanza que ha supuesto para los libaneses la ayuda de la Cruz Roja. En la entrega de estos galardones han participado también el ministro de Inclusión, José Luis Escrivá, y el president de la Generalitat, Ximo Puig.
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