A preguntas de la presidenta del tribunal, que lo juzgaba por su presunta pertenencia a ETA entre 2011 y 2013, Josu Ternera explicó que la Congregación del Espíritu Santo que le aloja en su sede del distrito V de la capital francesa tiene unas reglas «muy estrictas».
En concreto, lamentó que no puede recibir a su familia en el edificio de esta «comunidad religiosa», donde cada residente vive en su «celda», aunque comparten las comidas.
Interrogado sobre sus planes de futuro, subrayó que le gustaría compartir la vida con su familia «y si es posible en el País Vasco».
Después de haber pasado 14 meses en prisión provisional tras su arresto en los Alpes franceses en mayo de 2019 -llevaba entonces más de 17 años seguidos de clandestinidad-, se encuentra desde julio de 2020 en libertad condicional y tiene que llevar un brazalete electrónico.
Urrutikoetxea indicó que trabaja en un libro y una película sobre su vida, en los que hablará de sus «experiencias del pasado». «Espero -comentó- que puedan servir para la justicia transicional» y «para evitar que se caiga en una repetición» de lo ocurrido en el País Vasco con la lucha armada.
A su parecer, esas experiencias «pueden servir para la resolución de otros conflictos», y él quiere «aportar (su) granito de arena».
Josu Ternera, que tiene 70 años, está tramitando una solicitud para poder recibir una pensión por los periodos de trabajo en los que cotizó tanto en Francia como en España, donde fue empleado del Banco de Vizcaya.
Durante el tiempo que estuvo en prisión desde su arresto en mayo de 2019 obtuvo un diploma universitario y se apuntó a la licenciatura de Historia por la Universidad de París, pero tuvo que dejarlo.
El próximo 1 de septiembre se conocerá la sentencia del juicio terminado hoy, en que la Fiscalía ha solicitado para él una pena de cinco años de cárcel y la expulsión definitiva de Francia.
El 13 y 14 de septiembre se sentará de nuevo en el banquillo del Tribunal Correccional de París por otra causa por su implicación en la organización terrorista desde que huyó de España en 2002 hasta 2005.
1 comentario
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A este paso y con el blanqueo de ETA por parte de la izquierda en el poder, podemos perfectamente verlo cualquier día nombrado ministro en este funesto desgobierno socialcomunista. Basta que el terrorista Otegui se lo exija a Sánchez, que se prestará encantado si de ello depende el apoyo de los filoetarras de Bildu. Al tiempo.