Los investigadores Francisco Marco, Fabián Tarín y Paula Piñero (izqda a dcha), han desarrollado, en el Hospital General Universitario de Alicante y con tecnología del CSIC, un nuevo test de "extrema" sensibilidad que es capaz de detectar anticuerpos contra la COVID-19 hasta ahora invisibles. | Efe - Pep Morell

TW
1

Un nuevo test de «extrema» sensibilidad desarrollado en el hospital General de Alicante, a partir de tecnología del CSIC, es capaz de detectar anticuerpos contra la COVID-19 hasta ahora invisibles en pacientes que han superado el virus y que, aparentemente, no habían generado inmunidad alguna.

A partir de una punción digital, la innovadora prueba ha sido diseñada por los investigadores de Hematología e Inmunología del centro hospitalario alicantino Fabián Tarín (Valencia, 54 años), Francisco Marco (Elche, Alicante, 57) y Paula Piñero (Sevilla, 30) como parte del Instituto de Investigación Sanitaria y Biomédica de Alicante (Isabial).
Este avance, publicado en la prestigiosa revista Scientific Reports, ha contado con la colaboración de la empresa Vitro Diagnóstica y del Instituto de Investigación Sanitaria Incliva.

«Hasta la fecha teníamos constancia de que un porcentaje minoritario de personas con infección probada (en torno al 5 por ciento), sobre todo leves, asintomáticos o inmunodeprimidos, no parecían desarrollar anticuerpos y probablemente permanecían desprotegidos ante una eventual reinfección», ha comentado a Efe Tarín.

Desarrollan un nuevo test de

Esta técnica, más sensible que las convencionales, desvela que «casi la mitad de estos pacientes poseen anticuerpos en pequeñas cantidades, invisibles para otras técnicas, y por lo tanto podrían tener cierta protección frente al SARS-CoV-2», ha continuado.

Por ello, la detección de estas tasas bajas de anticuerpos que son indetectables en otros test supone una información valiosa para la estrategia médica de estos pacientes que, en realidad, podrían estar protegidos en caso de volverse a contagiar.

Noticias relacionadas

El trabajo de Tarín, Marco y Piñero se sustenta en las líneas celulares obtenidas por ingeniería genética en los laboratorios del CSIC y se basa en una prueba conocida como citometría de flujo que solamente necesita un microlitro de sangre extraída del dedo.
Francisco Marco, vocal de la Sociedad Española de Inmunología, ha destacado que el test visualiza un tipo de anticuerpo «esencial», de tipo IgA, que permanece hasta ocho meses después de la infección en la gran mayoría de pacientes y que constituye la primera barrera frente al virus.

Esto es así porque se sitúa en mucosas como la saliva o leche materna, donde es capaz de bloquear los gérmenes para evitar la infección.

El científico ha alertado, en todo caso, de que «no hay que bajar la guardia» ya que la presencia de los anticuerpos «no garantiza al individuo una protección indefinida» frente al virus y sus nuevas variantes.

Aún considerando estas cautelas, Paula Piñero ha asegurado que los primeros resultados obtenidos hasta ahora en pacientes vacunados «indican que los pacientes inoculados con las diferentes vacunas presentan una respuesta vigorosa».

La mayor capacidad de detectar anticuerpos por parte del test podría ser especialmente útil para investigar el grado de protección en pacientes inmunodeprimidos u oncológicos, que teóricamente desarrollan respuestas inmunológicas más débiles, estando más desprotegidos y expuestos a las formas graves de infección.

Las secciones de Hematología Diagnóstica e Inmunología del hospital General de Alicante, a las que pertenecen los tres autores del estudio, se hallan inmersas en ambiciosos proyectos de investigación vinculados a la inmunidad de pacientes con diferentes enfermedades hematológicas.