Desde más de una hora antes de que comenzara el acto (el único que ha tenido lugar este año con el fin de evitar aglomeraciones ante la pandemia de coronavirus) se han ido sumando en los alrededores del palacio grupos de personas, algunas de ellas con banderas de España.
Se han situado tras las vallas que conformaban un perímetro de seguridad en torno al edificio y han recibido con silbidos la llegada de los coches oficiales en los que se desplazaban los ministros.
Conforme se ha ido acercando el inicio del acto, han arreciado esos silbidos y abucheos, y han coreado gritos de «¡fuera!¡fuera!», «Gobierno dimisión» o «Sánchez dimisión».
También ha habido algún grito de «asesinos» y otros en los que se ha pedido «libertad» como respuesta a la decisión del Gobierno de decretar el estado de alarma en Madrid ante la evolución de la pandemia y en contra de la voluntad del Gobierno autonómico.
Las voces de desaprobación al Ejecutivo se han podido escuchar desde la Plaza de la Armería del Palacio Real durante todo el desarrollo del acto por el 12 de octubre, que han presidido los reyes y al que ha asistido el Gobierno en pleno excepto la titular de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, por un compromiso oficial en Luxemburgo.
Una vez iniciado el evento se han multiplicado los vivas al rey y a España que también se habían escuchado en sus prolegómenos, y se han oído con especial énfasis al término de la interpretación del himno nacional.
El acto ha durado algo menos de una hora y ha consistido en un izado de bandera, un homenaje a los que dieron su vida por España, una imposición de condecoraciones y un breve desfile terrestre.
Los aplausos de las personas que se han congregado en los alrededores de palacio se han repetido al paso de los militares que han participado en el desfile así como cuando la Patrulla Águila del Ejército del Aire ha sobrevolado el Palacio Real formando con su estela los colores de la bandera de España.
Al término del acto, gran parte de los ciudadanos que se han acercado a los alrededores han permanecido a la espera de que salieran los miembros del Gobierno y el resto de autoridades del Estado.
Conforme abandonaban el recinto en sus coches oficiales han vuelto a escucharse vivas al rey y, de nuevo, silbidos, abucheos y gritos contra los miembros del Gobierno y pidiendo la dimisión de su presidente.
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