Ribó, que fue designado por primera vez máximo responsable municipal en 2015, ha contado con los votos a favor de los diez ediles de su coalición y con los siete del PSPV-PSOE.
En esta ocasión, como pasó hace cuatro años, Joan Ribó ha prescindido de la vara de mando que le acredita como alcalde. Así, al igual que hizo en 2015, cuando le ha sido entregada por el secretario general del consistorio y del pleno, Pedro García Rabasa, le ha emplazado a guardarla.
En la legislatura anterior le pidió al secretario general que la guardara porque entendía que representaba un modo de gobernar con el que no se identificaba. Entonces dijo que no le hacía falta «ni vara ni mando» y apostó por el diálogo con los vecinos y este sábado ha señalado a Rabasa que viendo que la ha «conservado y cuidado muy bien» durante «cuatros años» le instaba de nuevo a custodiarla en el mandato que arranca esta jornada. «Como lo has hecho tan bien, te la devuelvo para que continúes custodiándola», ha afirmado.
Con los votos de Compromís y del PSPV-PSOE, el cabeza de lista de la primera de estas formaciones ha obtenido el respaldo de 17 de los 33 ediles que conforman el Ayuntamiento, lo que le otorga la mayoría absoluta.
Los representantes del resto de grupos municipales, los ocho del PP, los seis de Cs y los dos de Vox han votado a sus respectivos candidatos, María José Catalá, Fernando Giner y José Gosálbez, respectivamente.
Tras ser elegido alcalde ha prometido el cargo con la fórmula habitual y se ha comprometido así, por su «conciencia y honor», a cumplir las «obligaciones» correspondientes a su cargo de alcalde. El final de la votación y la declaración de Ribó como primer edil de nuevo han sido recibidos por aplausos, tanto en el hemiciclo municipal como en el Salón de Cristal del Ayuntamiento, lugar en el que han seguido la sesión algunos invitados.
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