La Agencia Tributaria investigará las posibles irregularidades que se cometieron con las tarjetas opacas de Caja Madrid, con las que la antigua cúpula de la entidad gastó 15,25 millones en trece años en comprar desde décimos de loterías hasta joyas o viajes a Nueva York con estancias de lujo.
Lo hará de oficio, tal y como ha insistido hoy la portavoz de Hacienda del Grupo Parlamentario Popular, Ana Madrazo, y no porque lo haya pedido el PSOE en una rueda de prensa en la que clamaba que se investigue si la entidad presidida entonces por Miguel Blesa cometió un delito fiscal al entregar «las tarjetas de la vergüenza».
La secretaria de Estado de Presupuestos, Marta Fernández Currás, ha resaltado que el uso de las tarjetas opacas es una práctica «absolutamente reprochable» que Hacienda no puede «consentir».
Pero la clave está en actuar cuanto antes, porque el presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, ha insistido que en un caso que genera esta alarma, los ciudadanos quieren «reacciones rápidas» y la investigación y la justicia no se puede eternizar.
Mientras tanto se siguen sucediendo las dimisiones, los ceses y las muestras de algunos pocos dispuestos a devolver el dinero gastado con las tarjetas para usos ajenos a sus puestos en Caja Madrid, pero a un ritmo muy pausado.
Así se ha conocido la reciente dimisión del vocal del Tribunal Económico-Administrativo Municipal de Madrid Fernando Serrano Antón, que gastó 78.500 euros con la tarjeta que le asignó Caja Madrid; y el cese por parte de la empresa de comunicación Burson-Marsteller de Juan Astorqui, ex director de comunicación de Blesa, que cargó a la entidad financiera 293.000 euros supuestamente en gastos personales.
Por su parte, el presidente de la Confederación Empresarial de Madrid (CEIM), Arturo Fernández, y los directivos de la patronal Miguel Corsini y Javier López Madrid han asegurado que han devuelto los 118.500 euros que habían gastado con las tarjetas de crédito entregadas por Caja Madrid cuando eran consejeros de la entidad.
Pero para aclarar si ahora hay que reintegrar este dinero a Bankia o a la Fundación Caja Madrid, esta última ha contratado a la empresa Grant Thornton y a dos fiscales anticorrupción en excedencia para que aclaren esta cuestión, según ha podido saber Efe.
Aún así fuentes jurídicas coinciden en que los implicados en el escándalo podrían optar por consignar judicialmente el dinero gastado, la opción última que ha planteado el ex director financiero y ex «número dos» de Caja Madrid, Ildefonso Sánchez Barcoj.
El directivo se muestra dispuesto a devolver los 484.200 euros que gastó con las polémicas tarjetas de crédito de la entidad, aunque considera que no actuó ilícitamente porque estaban bajo control del expresidente Miguel Blesa.
«Jamás pude pensar que pudiera calificarse de esa forma las disposiciones autorizadas por la superioridad, que venía utilizando bajo su control», explica Sánchez Barcoj en un burofax remitido a la Fundación Caja Madrid y al que ha tenido acceso esta agencia.
Sánchez Barcoj fue el directivo que más uso dio a las tarjetas de crédito irregulares, que supuestamente estaban bajo su gestión, seguido muy de cerca por el exvicepresidente de Caja Madrid José Antonio Moral Santín, de Izquierda Unida, con 456.500 euros.
Quizás por eso el líder de IU, Cayo Lara, ha dicho estar decepcionado al conocer que los exmilitantes de IU en Caja Madrid se lucraron presuntamente de manera «indigna» y ahora tendrán que devolver hasta «el último céntimo usurpado».
Hasta que la situación se aclare, el escándalo continúa y en cuestión de días llegará al Congreso porque la líder de UPyD, Rosa Díez, preguntará al Gobierno este miércoles qué medidas piensa adoptar para investigar las tarjetas opacas en Caja Madrid y otras entidades financieras rescatadas a fin de garantizar la devolución íntegra de los importes que se «apropiaron» sus directivos.
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