Cuba puso ayer en vigor una esperada reforma migratoria que deja atrás décadas de restricciones para viajar al extranjero y que la población acogió con una mezcla de esperanza e incredulidad ante las nuevas facilidades para salir de la isla.
"Esto es demasiado sencillo, aquí tiene que haber algo. Yo todavía no creo que sea así", dijo a Efe uno de los muchos habaneros que acudieron este lunes a oficinas de inmigración y extranjería para informarse de las novedades migratorias o para tramitar la obtención o prórrogas de pasaportes.
Y es que a partir de ayer, los habitantes de la isla solo necesitan presentar su pasaporte en regla, el visado que les exija el país de destino y un pasaje para tomar un avión y salir de la isla.
La reforma migratoria de Cuba es una de las medidas más populares de las emprendidas por el presidente Raúl Castro porque elimina restrictivos, engorrosos y costosos trámites como el denostado "permiso de salida" que debían conceder las autoridades para poder salir del país, o la conocida como "carta de invitación".
También se amplía de 11 a 24 meses el tiempo en que un cubano puede permanecer en el exterior por motivos particulares y se facilitan las entradas temporales de emigrados, incluso de algunos que según el Gobierno abandonaron "ilegalmente" el país.
En un ambiente de normalidad, ayer lunes se notó mayor afluencia de cubanos a las oficinas de inmigración y extranjería, donde están expuestos carteles y paneles informativos con las novedades y donde funcionarios dentro y fuera de los edificios asesoraban a ciudadanos sobre sus casos concretos.
La reforma migratoria mantiene limitaciones para los viajes al exterior de cuadros directivos, profesionales de la salud o la educación y atletas que sean "vitales" para el país.
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