La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, descartó ayer una reforma de la Constitución, ya que, según recalcóo, la prioridad de España en este momento es "salir de la crisis" y para ello "es necesario ganar en estabilidad". Además, defendió la "prudencia" del Ejecutivo en este tema argumentando que los partidos parten de posiciones "tan divergentes", que es "difícil" llegar a una posición común.
"España afronta una crisis económica y uno tiene que elegir muy bien las prioridades y saber lo que es esencial, y es necesario ganar en estabilidad", declaró Sáenz de Santamaría en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, un día después de que el debate del 34 aniversario de la Carta Magna estuviera centrado en la conveniencia o no de reformar el texto fundamental.
La portavoz del Ejecutivo indicó que en este momento tanto el Gobierno como los grupos políticos tienen que "centrarse en las prioridades". "No se pueden tener todos los elementos abiertos. Hay que elegir muy bien", resaltó, para insistir en que en este momento hay que ocuparse de la crisis y de crear empleo.
Después de que la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, dijera que ahora sólo podría tener sentido la reforma en lo relativo a la sucesión en la Corona, o de que el PSOE defienda esa reforma constitucional para que la sanidad sea un derecho fundamental, Sáenz de Santamaría explicó que cuando se plantea una reforma de la Carta Magna hay que "tener muy claro cómo se embarca uno en ese procedimiento y con qué apoyos" cuenta para llevarla a cabo.
Según precisó la vicepresidenta, en esos dos supuestos señaladaos se trataría de modificaciones que deben realizarse a través de la reforma agravada que establece la propia Constitución, lo que llevaría aparejado la disolución de las Cortes, celebración de elecciones y referéndum.
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