Bolsa. Un hombre reacciona a los negativos resultados en el edificio de la bolsa de Madrid - Reuters

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La desconfianza hacia España hizo que la prima de riesgo superara ayer la barrera de los 500 puntos y la bolsa sufriera un nuevo mínimo anual, pese a los esfuerzos de expertos y autoridades en explicar que el país no está abocado a un rescate europeo.

Ayer mismo, el ministro de Economía, Luis de Guindos, se reunió con inversores en Londres para explicarles la última reforma financiera y les aseguró que no va a ser necesario pedir ayuda del fondo de rescate europeo para recapitalizar los bancos.

El secretario de Estado para la Unión Europea (UE), Íñigo Méndez de Vigo, por su parte, insistióen que las instituciones comunitarias no se han planteado la posibilidad de que España tenga que ser rescatada ni tampoco, "de momento", que las entidades financieras españolas necesiten ayuda del Fondo de Rescate Europeo.

Las dudas sobre el futuro político y económico de Grecia, con unas nuevas elecciones en ciernes y la posibilidad de la salida del euro, causó una cierta alarma en el mercado secundario de deuda de algunos países del sur de Europa, como España, donde el diferencial con Alemania superó momentáneamente los 500 puntos básicos.

Aunque al cierre de la sesión se corrigió este desfase, hasta los 482 puntos, en la mente de los inversores queda la imagen de una España que cada vez tiene que pagar una mayor rentabilidad para financiarse, lo que podría llegar, se temen, a un nivel insostenible.

Precisamente el Tesoro celebra hoy una subasta de bonos y obligaciones, en la que quedará patente si los inversores mantienen intacto su apetito por la deuda española como en anteriores colocaciones.

En paralelo a la sesión de infarto que ayer vivieron los mercados de deuda, la bolsa registró un nuevo revés y profundizó en su caída, hasta colocarse en niveles de mediados de 2003.

Aunque en los mercados existe un cierto temor a que España no sea capaz de financiarse si se sigue encareciendo la prima de riesgo, expertos y analistas consultados por EFE descartaron que el país tenga que pedir ayuda a la Unión Europea.

El diferencial llegó a sobrepasar los 500 puntos básicos, pero la rentabilidad del bono español aún tiene un ligero margen hasta el nivel crítico del 7 por ciento, por encima del cual se aprobaron los rescates de Grecia, Portugal e Irlanda.

Tras comenzar la sesión más allá del 6,5 por ciento, la rentabilidad del bono español a diez años se reducía al cierre al 6,3 por ciento, en tanto que el rendimiento del bono germano acabó en el 1,47 por ciento, en zona de mínimos históricos.

El estratega de Citi en España José Luis Martínez Campuzano aseguró que el riesgo de impago de un país y la consiguiente entrada de capital y gestión de la UE no depende tanto del nivel al que se sitúe su prima de riesgo o la rentabilidad de su bono a diez años como de la velocidad a la que se alcance.

Hace un año, la prima de riesgo de España era de 250 puntos, básicos, prácticamente la mitad que ayer, en tanto que la rentabilidad del bono a diez años alcanzaba el 5,2 por ciento, lo que representa un incremento del 20 por ciento, mientras que el bono alemán se ha dividido por dos en doce meses, desde el 3,1 por ciento que marcaba en mayo de 2011.

El problema, añadió Campuzano, son las dificultades del país para financiarse, problemas que hasta ahora no sufre España pese a los mayores intereses que el Tesoro ha tenido que pagar en las últimas emisiones de deuda.