El Papa Benedicto XVI quiso confiar ayer la paz en el mundo a la intercesión de aquellos cristianos que fueron asesinados por su fe en los campos de concentración.Así lo hizo al concluir el rezo del Regina Caeli, desde la ventana de su estudio, con los peregrinos congregados en la Plaza de San Pedro, ayer solemnidad de Pentecostés.
El Papa quiso mostrar su propia alegría por la beatificación, hoy, en la diócesis de Dresde, de un compatriota suyo, el joven sacerdote Alois Andritzki, que fue martirizado en Dachau en 1943.
El joven presbítero, que tenía sólo 28 años, fue arrestado y asesinado con una inyección letal por sus "opiniones contrarias" al régimen nazi, y por su apostolado con los jóvenes.
Reconocimiento
Benedicto XVI quiso reconocer a "este heroico testigo de la fe, que se añade a las filas de cuantos dieron la vida en el nombre de Cristo en los campos de concentración".
Asimismo, el Papa confió a la intercesión de estos mártires, "hoy que es Pentecostés, la causa de la paz en el mundo".
"Que el Espíritu Santo inspire valientes propósitos de paz y mantenga el compromiso de llevarlos adelante, para que el diálogo prevalezca sobre las armas y el respeto de la dignidad del hombre supere los intereses de parte", afirmó.
"Que el Espíritu, que es vínculo de comunión, vuelva a encaminar los corazones desviados por el egoísmo y ayude a toda la familia humana a redescubrir y custodiar con vigilancia su unidad fundamental", afirmó contundente el Pontífice en el acto celebrado ayer en la Plaza de San Pedro.
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