Una de las insignias culturales del país comienza a desvanecerse, y los culpables son los propios españoles. Sus hábitos alimenticios han cambiado. La carne roja, los refrescos y la bollería ocupan gran parte del espacio antaño reservado para la fruta, la verdura, los cereales y la pasta, es decir, las bases de la Dieta Mediterránea. La Encuesta Nacional de Ingesta Dietética Española (ENIDE) 2011 confirma que se ingiere una media de 2.482 kilocalorías al día, una cantidad que no es excesiva, pero que no proviene de los alimentos adecuados. La conclusión es que el sobrepeso y la obesidad, que afectan al 56 por ciento de los adultos y al 27 por ciento de los niños y los adolescentes, no son consecuencia de la sobrealimentación, sino de una dieta desequilibrada, sumada a un estilo de vida sedentario.
El abuso de la carne roja, los refrescos y la bollería está atentando contra la Dieta Mediterránea. Los españoles no comen demasiado, pero han cambiado sus hábitos. La mutación de las costumbres en la mesa y la vida sedentaria que lleva el 46 por ciento de los ciudadanos son las causas principales del sobrepeso y la obesidad, que afectan al 56 por ciento de los adultos y al 27 por ciento de los niños y adolescentes.
Es lo que concluye la ENIDE 2011, realizada con una muestra de 3.000 personas. Roberto Sabrido, presidente de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), presentó los resultados este jueves en Madrid y sentenció: "Los españoles están dando la espalda a la Dieta Mediterránea".
La ingesta energética media diaria es de 2.482 kilocalorías. Se trata de una cantidad "no excesiva", expuso Sabrido. El nivel recomendado está entre las 2.550 y las 2.600, aunque todo depende de la actividad física de cada cual. Sin embargo, por lo general, el 40 por ciento de esas calorías proviene del consumo de grasas y el 16 por ciento, de las proteínas.
Un ciudadano consume de media diaria cerca de 164 gramos de carne, cuando lo aconsejable sería que lo hiciese de manera ocasional, y unos 35 gramos de aceites y grasas. Un 35,5 por ciento de la población consume grasas de origen animal. De ellas, la más apreciada es la mantequilla. De los aceites, en general se prefiere el de oliva, elegido por el 85 por ciento.
Existe otro problema más en los hábitos españoles: la bollería. Entre el 28 y el 30 por ciento de los ciudadanos la toma a diario, incluidos churros y galletas. Lo aconsejable es restringir su consumo a una vez a la semana. Los hombres de entre 18 y 24 años son los que menos respetan las recomendaciones y las mujeres de esa franja de edad comen estos productos con más asiduidad.
Estos alimentos comen terreno a los hidratos de carbono, la fruta y la verdura. La pasta, el arroz y los cereales proporcionan los hidratos. Los españoles consumen un 41 por ciento de ellos, es decir, algo más de 3 raciones por persona, cuando lo indicado oscila entre cuatro y seis. Tampoco comen fruta suficiente. El mínimo recomendado son tres piezas, una marca que, en general, no se alcanza. Además, sólo el 37 por ciento de la población se alimenta de fruta a diario. Únicamente el 43 por ciento de la población come vegetales todos los días, una ración y media diaria, cuando lo aconsejado son dos.
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