SÉPTIMA AVENIDA. Apenas se veían ayer vehículos por las grandes avenidas que atraviesan Nueva York - Reuters

TW
0

La costa este de EEUU se encontraba ayer paralizada tras el paso de un fuerte temporal de nieve y frío polar que mantenía cerrados los tres grandes aeropuertos que dan servicio a Nueva York y que forzó a suspender buena parte del tráfico rodado y ferroviario en el noreste del país.

Con temperaturas de entre 3 y 6 grados centígrados bajo cero, miles de pasajeros se vieron obligados a pasar la noche en sillas, carros portaequipajes y el suelo de las terminales aéreas de la región a causa de la cancelación de unos 5.000 vuelos desde que el domingo comenzó la nevada más fuerte de la temporada, según la Administración Federal del Transporte Aéreo (FAA).

Los aeropuertos de JFK, Newark y La Guardia -los tres grandes que dan servicio a Nueva York y sus alrededores- suspendieron sus operaciones la noche del domingo a causa de la acumulación de nieve en las pistas y la escasa visibilidad.

No se esperaba que los dos primeros reanudaran sus operaciones hasta al menos las 18 horas (hora local de ayer 23.00 GMT), según la FAA, mientras que no se pudo establecer una hora específica para el de La Guardia.

Las autoridades de Virginia, Maryland y Massachusetts declararon el estado de emergencia a medida que la oleada de frío, nieve y viento avanzó a lo largo del fin de semana desde el centro del país hacia el este. Los estados de Georgia, Carolina del Norte y Carolina del Sur también se vieron afectados por la oleada de frío e incluso Florida sufre el rigor inusual de las bajas temperaturas, con una mínima ayer de hasta 2 grados bajo cero en Orlando.

Así, este diciembre pasará ya a la historia en el sur de Florida como el más frío, según el servicio meteorológico nacional.

En Nueva York se registró ayer una media de unos 60 centímetros de nieve, mientras que en algunos puntos de la vecina Nueva Jersey se rozó el metro.

A todo ello se sumó un fuerte viento que acompañó la nevada y que llegó a alcanzar los 180 kilómetros por hora en determinadas zonas, lo que redujo al mínimo la visibilidad.
Así, y aunque a medida que avanzaba el día el sol asomaba en casi todo el noreste del país, el grueso manto blanco dejado por el temporal convirtió en una pesadilla el regreso al trabajo tras el largo fin de semana de Navidad.

Apenas se veían ayer vehículos por las grandes avenidas que atraviesan Nueva York y pocos eran los transeúntes que se aventuraban a tratar de llegar a pie a sus empleos para comenzar la última semana del año. Los turistas maravillados con una Gran Manzana pintada de blanco se confundían con los operarios de mantenimiento de los rascacielos que limpiaban las aceras de nieve y hielo.

Según el Ayuntamiento de Nueva York, unos 1.700 quitanieves y camiones con sal trabajan desde el domingo para limpiar los más de 9.000 kilómetros de calle de la ciudad, mientras que las tres redes de ferrocarriles de cercanías supendieron prácticamente todos sus servicios y la mayoría de las líneas del metro funcionan con dificultades. "Los neoyorquinos deben mantenerse fuera de las carreteras. Hay que quitar la nieve y retirar los vehículos abandonados para que los servicios de seguridad pública puedan atender las emergencias", advertía la Oficina de Gestión de Emergencias.

La compañía ferroviaria Amtrak informó ayer que poco a poco se va reanudando la actividad a lo largo de los corredores del noreste, después de que el domingo se cancelara el servicio Boston-Nueva York, lo que afectó a más de 10.000 pasajeros.