Encuentro. El presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, comenta la reunión con la ministra española, Elena Salgado - Reuters

TW
0

El primer debate serio sobre la imposición de nuevas tasas a la banca en el seno de la Unión Europea (UE) dejó ayer al descubierto que existe consenso sobre el fondo del asunto, pero no sobre la forma. Los líderes europeos ya acordaron el pasado 17 de junio la introducción de un gravamen a la banca dentro del nuevo marco de resolución de crisis y ayer tocaba a sus responsables económicos comenzar a perfilar una posición común sobre la modalidad del mismo y el destino de lo recaudado.

Pero la discusión preliminar de los ministros de Finanzas de la Unión Europea celebrada ayer sólo sirvió para constatar la "falta de unanimidad", según explicó el ministro belga de Finanzas, Didier Reynders, en la rueda de prensa que siguió al encuentro. La Comisión Europea expuso dos documentos de trabajo en los que diferencia entre un impuesto sobre las actividades bancarias y una tasa sobre las transacciones financieras internacionales (también conocida como Tasa Tobin), que en principio no son excluyentes. La ministra española de Economía y Hacienda, Elena Salgado, aseguró que el impuesto sobre las actividades bancarias suscita más apoyos que la tasa, debido a que esta última podría provocar, a su juicio, una deslocalización de las actividades si no se logra un gran consenso internacional al respecto. Además, se corre el riesgo de que las entidades trasladen "el impuesto al consumidor final", lo que resultaría en un encarecimiento del servicio en un sector crucial como el de las finanzas, lo que podría "dañar el crecimiento".

Red de fondos
Tampoco existe acuerdo sobre el destino final de los ingresos que genere el impuesto, explicó la vicepresidenta segunda del Gobierno español. La Comisión Europea apuesta por que el dinero alimente una red de fondos (uno por cada Estado miembro) que sean empleados para sufragar las futuras bancarrotas del sector, pero algunos países como Francia y el Reino Unido ya han anunciado su intención de destinarlo a las arcas públicas, que se encuentran en una situación muy maltrecha a causa de la actual crisis económica.