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La agencia de medición de riesgos Standard y Poor's rebajó ayer la calificación de la deuda española por la debilidad de la economía del país, que cree que se va a alargar más de lo previsto. La noticia, que anticipaban los mercados y los analistas, sorprendió sin embargo al Gobierno, según admitió el secretario de Estado de Economía, José Manuel Campa, quien no obstante consideró que la rebaja tendrá un "impacto limitado".

Por el contrario, los portavoces políticos advirtieron de los efectos negativos que puede tener para la financiación de la deuda española, y lo contrapusieron al optimismo que sigue mostrando el Ejecutivo sobre la recuperación de la economía, mientras que los analistas auguraron nuevas rebajas por parte de las otras agencias, Fitch y Moody's.

Con esta rebaja, la segunda de S&P en quince meses, la solvencia de la deuda soberana de España ha pasado de tener la nota AA+ a la de AA con perspectiva negativa.

Esta peor calificación, no obstante, está aún en el rango de las altas y supone la tercera posición del ránking de SyP, que en conferencia telefónica de prensa explicó que la deuda española sigue manteniendo una "nota excelente". SyP apuntó además que esta nota refleja la "fuerte capacidad" del país para cumplir con sus compromisos financieros, lo que dista mucho de la situación de Grecia o incluso de la de Portugal.

En sus argumentos para rebajar la nota, Standard y Poor's advierte de que la debilidad de la economía española se va a alargar, y rebaja sus previsiones de crecimiento para el país: ahora opina que el PIB sólo subirá una media del 0,7% entre este año y 2016.

Además cree que España no logrará cumplir en 2013 el Pacto europeo de Estabilidad, porque su déficit público estará entonces por encima del 5% del PIB en lugar del objetivo de dejarlo en el 3% al que se ha comprometido.

SyP cree que al Gobierno le va a costar más de lo previsto la reestructuración del sistema financiero, y eleva el coste de las ayudas al sector hasta un 5% del PIB. El "inflexible" mercado laboral español, el elevado endeudamiento del sector privado y la poca capacidad exportadora son otros de los lastres a los que alude la agencia para justificar su rebaja, así como al modelo de crecimiento en su conjunto, muy dependiente del crédito.

El analista para España de SyP, Marko Mrsnik, aseguró que la agencia no cambia sus calificaciones pensando en si van a encarecer la financiación de la deuda, que en el caso de España se mantiene en niveles muy bajos.