Una persona que pase al menos 433 veces al año por los escáneres corporales que se podrían instalar en los aeropuertos de Estados Unidos y Europa superaría la dosis anual máxima de radiación contempladas en la legislación española, según explicó el subdirector de Protección Radiológica Operacional del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), Manuel Rodríguez, quien añadió que esta institución no se pronunciará ni a favor ni en contra pero que tendrá que sopesar "distintos factores".
Rodríguez señaló que las dosis de radiación que emiten los escáneres corporales son "pequeñísimas" y que "se necesitarían 100 pasadas para llegar a 3 microsievert y se necesitarían 333 más para llegar al límite" de radiación que contempla la legislación española, situada en 1.000 microsievert o 1 milisievert. Así, apuntó que hay muchos modelos de equipos, pero los más modernos ofrecen unas radiaciones ionizantes de tres centésimas de microsievert.
Con estos datos, el subdirector de Protección Radiológica Operacional del Consejo de Seguridad Nuclear señaló que con estas dosis "en principio no parece que debiera haber ningún problema salvo para gente muy viajera o para personal de tierra, que tienen muchas entradas y salidas diarias".
"A esta gente, a lo mejor habría que hacerles un tratamiento especial", comentó. En su opinión, se debe hacer un balance riesgo-beneficio, por el cual el beneficio personal o colectivo sea mayor que el perjuicio, y precisamente valorar que éste sea "justificable" será el cometido del CSN.
En cuanto al funcionamiento de los escáneres, Rodríguez comentó que utilizan rayos X de energías intermedias "no demasiado altas" que se aplican durante 7 segundos a la persona.
Entre los efectos que puede producir la radiación cuando interacciona con cualquier tipo de materia se encuentra la radiación retrodispersada, es decir, una radiación secundaria que puede volver en la misma dirección en que fue emitida. Esta traspasa la ropa llegando a la piel, pero de forma "superficial", porque no busca penetrar en el cuerpo como una radiografía médica.
Además, detalló que estos rayos de energía "muy baja" buscan sobrepasar la ropa que se lleva puesta para observar los posibles objetos peligrosos ocultos bajo esta. En el mismo sitio donde está el tubo de rayos X se pone un lector de la radiación que procesa los datos, obteniendo una imagen del cuerpo humano desnudo. "Esa era una de las polémicas", admite.
La explicación de lo que ve o deja de ver el sistema es que detecta debajo de la ropa "cualquier elemento que sea de una densidad distinta a la del cuerpo humano va a dar una imagen en el monitor de televisión".
Por lo tanto, incidió en que si lo que oculta es de mucha menor densidad va a dar una imagen oscura, por ejemplo un revólver; si lo que oculta es de menor densidad que el cuerpo humano, como un explosivo plástico, se va a obtener una imagen más clara que la propia piel.
También añadió que este dispositivo no serviría para detectar droga oculta en el cuerpo, ya que no puede ver "lo que se lleve metido en algún orificio del cuerpo como la boca u otros". A su juicio, primero se deberán manifestar las autoridades de seguridad a nivel mundial y ponerse de acuerdo sobre si este sistema es o no necesario y si los viajeros y el tráfico aéreo ganarán en seguridad.
La decisión final sobre si estos dispositivos prevendrán o evitarán la comisión de delitos no está aún tomada en la Unión Europea ni tampoco, a nivel general, en Estados Unidos.
EL REGULADOR, NI A FAVOR NI EN CONTRA
De modo que, el subdirector de protección radiológica operacional informó de que el CSN no se manifestará ni a favor ni en contra pero que tendrá que sopesar "distintos factores".
"Veremos los beneficios que plantean los gobernantes que se va a obtener frente a las dosis de radiaciones a las que se va a someter a los ciudadanos. Si son pequeñas y el beneficio es mayor que el riesgo, supongo que la respuesta será que está justificada", apuntó.
Sin embargo, insistió en que hasta que los países no tomen esa decisión, los encargados del CSN no valorarán la justificación de los distintos modelos de aparatos, "que hay muchos", si se pueden instalar otro tipo de sistemas y, además, dijo que "tendrá que primar un equilibrio entre todos los factores económicos y sociales".
Finalmente, adelantó que el CSN tardará "el tiempo necesario" para valorar los aparatos y la justificación o no de la medida, algo que espera que dure "entre varias semanas y pocos meses".
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