Recordamos que la primera versión del Suzuki Vitara se puso a la venta en 1988 y esta es la cuarta generación del modelo. Empezó en un momento donde los SUV no tenían tanto éxito como ahora, pero por experiencia, calidad y fiabilidad, no hay duda de que es uno de los mejores de su segmento. Generación tras generación se ha ido aburguesando un poco, pasando de ser más todo terreno a ser un SUV, es decir, mucho más cómodo y seguro.
Éxito asegurado.
En estas nuevas versiones del modelo se eliminó el motor atmosférico 1.6 por el 1.4 Turbo de 140 CV, que para nosotros fue todo un descubrimiento y que también nos gustó mucho en el S-Cross, aunque en este vehículo no fuera tan explosivo por dimensiones y peso.
En esta versión microhíbrida este motor turboalimentado de 140 CV ha visto reducida su potencia hasta los 129 CV. Le hemos notado un punto más de finura de funcionamiento, aunque esta disminución de potencia no se nota en exceso, lo cual es importante. La aceleración desde parado es incluso mayor. Quizá donde se pueden notar estos caballos de menos es en carretera, donde se le nota un puntito de menor empuje, sin que llegue a ser una pega.
Dependiendo de la versión por la que os decidáis (el de prueba no lo llevaba), puede contar con diferentes modos de conducción (Auto, Sport y especial para la nieve). En Auto ya presenta una aceleración muy reseñable, que se acentúa al cambiarla al modo Sport, en que se acentúa de forma notable.
Los 9,8 segundos que tarda para pasar de 0 a 100 Km/h, la velocidad máxima de 190 Km/h y la rápida recuperación gracias al turbo intercooler son dos valores importantes que lo convierten en uno de los vehículos más dinámicos de este segmento.
El consumo es otro de los aspectos destacables, ya que la marca anuncia 5'7 litros de media y nosotros hemos llegado a los 6'6, que es una cifra muy buena para un vehículo con estas prestaciones y dimensiones.
El comportamiento en carretera ha sido la sorpresa más agradable, con una dureza justa para que se puedan trazar las curvas a alta velocidad sin que tienda a desplazarse lateralmente, aunque esta versión no lleve tracción a las cuatro ruedas, pero casi no se percibe.
INTERIOR
El interior es de mejor calidad, con un buen cambio respecto a la versión anterior, ya que las piezas de plástico duro se han sustituido por otros materiales más duraderos, lo cual se agredece a la larga, pues garantiza con una mayor ausencia de ruidos innecesarios.
Los marcadores son bastante modernos, con unas esferas gris metalizado de lo más interesantes y agradables a la vista, sin excentricidades. La información de la pantalla del marcador es a color.
El equipamiento de serie es variable según versiones, pero desde las versiones más bajas los elementos de seguridad se encuentran muy presentes. Dispone de algunos gadgets en este aspecto, como la detección de los coches y peatones de la parte posterior del vehículo. Todo lo que se invierta en seguridad es poco y Suzuki lo ha sabido interpretar a la perfección.
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