Un clásico difícil de conseguir

Citroën asumió bastantes retos para la producción de este vehículo; en 1924 adoptó por vez primera los frenos hidráulicos sobre las cuatro ruedas; en 1925, la carrocería todo acero; en 1926, el servofreno; en 1932, la carrocería monocasco; y en 1934, las ruedas delanteras motrices y directrices, es decir, la tracción. Pero si André Citroën apostó duro por este coche, no menos los siguientes propietarios de la marca, ya que a lo largo de los siguientes años se le fueron introduciendo novedades importantes como la dirección de cremallera, en 1936 o la suspensión hidroneumática, en 1953, y el embrague centrífugo, en 1954, o los frenos de disco ya casi en las últimas unidades que se fabricaron.

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En 1953 Citroën vuelve a poner en catálogo las versiones familiar y comercial. La familiar, con sillitas plegables, ofrece ocho plazas. La comercial (11C) tiene una abertura posterior desde el techo. Estas dos versiones se fabricaron hasta 1957.
Por lo que respecta al propietario del vehículo, Oscar del Sol, un jubilado pero con mucha vitalidad, nos decía que el Citroën 11 Stromberg de 1955 lo adquirió por internet. Tuvo que viajar hasta Cadaqués, ya que el coche llegaba desde Toulouse (Francia), lo adquirió hace sólo año y medio y la verdad es que el coche estaba en perfectas condiciones. Comenta Oscar que apenas ha tenido que hacerle nada, solo el mantenimiento, ya que se trata de un coche realmente potente y con una mecánica que ofrece grandes problemas.

Del Sol explica que ahora tiene mucho tiempo libre y le gustan los retos, por eso siempre que puede busca «alguna oportunidad para sacarle el máximo de provecho». En la actualidad dispone de dos coches, pero le gusta comprarlos y después de un tiempo se deshace de ellos para seguir buscando nuevas oportunidades o «retos nuevos» como él mismo afirma. No será su último proyecto.