TW
0

El Gobierno de transición de Siria intenta gestionar un nuevo tiempo en mitad de las presiones de unos y otros; los de dentro —las varias facciones, de islamistas a cristianos, pasando por kurdos, drusos, suníes y alauitas— y los de fuera —Turquía, EEUU, Israel y Rusia—. Mohamed al Bashir está al frente, pero con el líder de los yihadistas de Hayat Tahrir al Sham (HTS), Abu Mohamed al Jolani, siempre detrás.

Las nuevas autoridades han prometido trabajar para restaurar la normalidad en el país tras la caída de Bachar al Asad. Hasta han formulado garantías a la comunidad internacional sobre el respeto de los Derechos Humanos, ante el temor de represalias contra miembros de diversas minorías étnicas y religiosas.

Pero la nueva Siria si quiere ser democrática tendrá que levantarse sobre una base económica. ¿De qué puede vivir la economía siria? El país ha sufrido una guerra civil de 23 años (desde 2011). En este tiempo, se ha dado un éxodo masivo: 4,82 millones de sirios han marchado, lo que supone una quinta parte de la población del país. Pero además, 7 millones de sirios son desplazados internos (más del 30% de la población, según la ONU.

En 2011, año en que estallaron las protestas que derivaron en la guerra civil, el PIB de Siria ascendía a 67.500 millones de dólares. El país estaba en el puesto 68 de 196 países del mundo. En 2023, el PIB había caído un 85%, hasta los 9.000 millones de dólares, según el Banco Mundial. Del puesto 68 al 129 en 22 años.

El año pasado el índice de precios, la cesta de la compra, se duplicó en comparación con 2022. En la actualidad, el 90% de los sirios vive bajo el umbral de la pobreza.

Casi un narco Estado

Los que se quedaron desarrollaron una economía de subsistencia. Parte de esa economía de guerra ha sido la producción y distribución de drogas, concretamente de captagón. Es el nombre con el que se conoce a la fenetilina, la unión química de anfetamina y teofilina. Se trata de la pastilla "mágica" que tomaban los miembros del Estado Islámico que combatieron primero en Irak y luego en Siria, que conseguía que no tuvieran ni miedo ni fatiga.

Conocido como la "cocaína de los pobres", el captagón es una de las drogas más populares en Oriente Próximo. Su producción se vinculó primero con el Estado Islámico y luego con el régimen de Al Asad. Ambos la tuvieron como fuente de ingresos. En 2023, se calculaba que el 80% del suministro mundial de esta droga sintética se producía en Siria. En los últimos años el país era casi un narco Estado.

Entre 2020 y 2022 se incautaron mil millones de pastillas, según una investigación del Observatorio de Redes Políticas y Económicas. El año pasado el captagón representaba un mercado de cerca de 6.000 millones de dólares, o diez veces más a decir de las autoridades estadounidenses y británicas, según Le Monde Diplomatique.

En 2023, el comercio de captagón en Siria era tres veces más grande que el de todos los cárteles mexicanos de la droga, según un estudio del Newlines Institute for Policy and Strategy, con sede en Washington, para el Gobierno británico. "Se ha convertido en la principal fuente de ingresos para el gobierno sirio", aseguraba entonces la directora de ese think tank, Caroline Rose.

Cómo acabar con el captagón y sustituirlo

El pasado 8 de diciembre, en su primer discurso tras la huida de Al Asad, el líder del HTS prometió librar al país del captagon. Al Jolani acusó al "tirano" de haber transformado Siria en "el mayor fabricante de captagón del mundo".

De momento, la autoridad provisional del país no ha dejado de publicar en las redes sociales vídeos que muestran el descubrimiento de centros de almacenamiento y elaboración de esta droga sintética en zonas anteriormente controladas por las fuerzas del régimen ahora derrocado. "En pocos días, he recibido varios vídeos de diversas fuentes sobre el terreno que muestran redadas en centros de fabricación y almacenamiento de pastillas que revelan la profundidad de los vínculos entre el régimen de Al Assad y el tráfico de captagón", señala hoy la propia Rose.

"Nos llamaron locos por decir que las autoridades sirias estaban implicadas en este tráfico... Habíamos recopilado muchas pruebas sobre esta hipótesis, pero no habíamos visto ninguna imagen del interior de estos laboratorios. Ahora por fin han salido a la luz, y son reales", comenta la directora del Newlines Institute for Policy and Strategy, según recoge France24.

A la vista de las redadas, Rose cree que Al Jolani quiere cumplir su promesa de erradicar el captagón. "Intenta distanciar al grupo HTS del régimen sirio rechazando todas sus prácticas... Creo que realmente intenta dar una cara diferente a Siria", asegura la investigadora. Pero apunta que "la cuestión ahora es si podrán hacer frente a los pequeños productores y al tráfico hacia Irak y Jordania".

Pero entonces, sin guerra y sin captagón, ¿sobre qué base puede resucitar la economía de Siria? Para tener medios de vida alternativos se hace necesario estabilizar la economía. El nuevo Gobierno de Al Bashir/Al Jolani ha prometido un sistema de libre mercado basado en la libre competencia que integre al país en la economía global. Según algunos observadores, Siria podría tardar casi 10 años en recuperar el nivel de PIB anterior a la guerra.

Cómo volver al petróleo y la agricultura

Los dos principales pilares de la economía siria eran el petróleo y la agricultura. En 2010, las exportaciones de petróleo representaban cerca de una cuarta parte de los ingresos del gobierno. La producción de alimentos aportó una cantidad similar al PIB. Pero ambos sectores han quedado casi arruinados por la guerra. Por si fuera poco, los terremotos de febrero de 2023 causaron daños materiales por valor de 5.100 millones de dólares.

Ya antes de la paz, el régimen de Al Asad había perdido el control de la mayoría de sus campos petrolíferos a manos de grupos rebeldes, entre ellos el Estado Islámico y las fuerzas dirigidas por kurdos, informa Deutsche Welle. Además, las sanciones internacionales limitaron las exportaciones.

Esas sanciones, contra Siria y contra el HTS (considerado grupo terrorista por EEUU y la ONU) siguen vigentes. Ha habido llamamientos para que se levanten o suavicen, pero eso podría llevar varias semanas o meses. Si eso no ocurre, los inversionistas seguirán evitando el país.

El investigador político de la London School of Economics and Political Science, Zaki Mahshi, considera que el HTS carece de una estrategia económica clara. En su opinión, el grupo de Al Jolani dará prioridad a la prestación de servicios esenciales para ganar legitimidad popular.