Protesta en la capital por la destitución del presidente tras su polémica decisión. | Reuters - Kim Soo-hyeon

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En un giro inesperado de los acontecimientos, Corea del Sur se encuentra sumida en una nueva crisis política. El principal partido opositor, el Partido del Poder Popular (PPP), ha presentado este viernes una segunda moción de destitución contra el presidente Yoon Suk Yeol, apenas una semana después de que un intento similar fracasara en el Parlamento por falta de apoyos.

La medida, que será sometida a votación este sábado a las 16:00 horas (hora local), surge como respuesta a la controvertida decisión del mandatario de declarar la ley marcial la semana pasada, una acción que fue rápidamente revocada por la Cámara Baja tan solo unas horas después. Sin embargo, las repercusiones políticas de este episodio parecen estar lejos de disiparse.

Un cambio en el panorama político

A diferencia de la moción anterior, que no logró prosperar, el nuevo intento de destitución cuenta con un escenario político distinto. Según fuentes cercanas al asunto, se espera que al menos siete diputados del partido gubernamental, que en la votación previa se opusieron a la destitución, ahora respalden la iniciativa. Este aparente cambio de postura sitúa a la oposición a tan solo un voto de alcanzar la mayoría necesaria para apartar al presidente del cargo.

Para que la moción salga adelante, se requiere el respaldo de dos tercios de la Cámara, es decir, 200 de los 300 diputados. Actualmente, la oposición cuenta con 192 escaños, por lo que el resultado de la votación se perfila como una decisión al filo de la navaja. No obstante, el propio líder del PPP, Han Dong Hoon, ha mostrado cierta indecisión en los últimos días, lo que añade un elemento adicional de incertidumbre al proceso.

El presidente defiende su postura

En medio de la creciente presión, el presidente Yoon Suk Yeol salió en defensa de su polémica decisión durante un discurso televisado a la nación el jueves. En sus declaraciones, aseguró que la implementación de la ley marcial buscaba "proteger" al país de "fuerzas contrarias al Estado", argumentando la existencia de una supuesta tendencia entre la oposición "afín a Corea del Norte".

Sin embargo, estas justificaciones parecen no haber convencido a gran parte de la clase política y la ciudadanía. Las acusaciones incluidas en el nuevo texto de la moción señalan que Yoon habría dado directrices a las fuerzas de seguridad para detener a diputados opositores durante las breves horas en que estuvo vigente la ley marcial. Esta situación ha llevado a varios altos cargos, incluyendo al exministro de Defensa, a pedir disculpas públicas. Actualmente, el exministro se encuentra bajo custodia por su papel en los acontecimientos.

Un foco de controversia se desvanece

Un aspecto llamativo de la nueva moción es la ausencia de acusaciones contra la primera dama, Kim Keon Hee, quien había estado en el centro de la polémica en los últimos meses debido a diversos escándalos. Su figura había sido señalada como uno de los factores que contribuyeron a la caída en picado de la popularidad del presidente. Sin embargo, en esta ocasión, las menciones a Kim Keon Hee han sido retiradas del texto de la moción.

Con la votación programada para este sábado, Corea del Sur contiene la respiración a la espera del desenlace de esta nueva crisis política. El resultado de la moción de destitución no solo determinará el futuro inmediato del presidente Yoon Suk Yeol, sino que también podría tener profundas implicaciones en la estabilidad y la gobernabilidad del país a largo plazo. En un contexto regional marcado por las tensiones con Corea del Norte y los desafíos económicos derivados de la pandemia, la nación asiática se enfrenta a un momento decisivo. Los ojos del mundo estarán puestos en el Parlamento surcoreano este fin de semana, mientras el país se debatirá entre la continuidad y el cambio en su más alta esfera de poder.