Los ministros de la UE se centrarán en el futuro de la política comercial de la UE, con especial atención a las negociaciones en curso y estancadas. | Reuters - OLIVIER HOSLET

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El líder popular europeo Manfred Weber es una figura clave para entender los nuevos equilibrios de poder en Bruselas y el «impasse» que ha mantenido en suspenso a la nueva Comisión Europea durante algo más de una semana.

Es presidente de la familia parlamentaria popular desde 2014, una labor que desde 2022 compagina también con presidir el propio Partido Popular Europeo a escala comunitaria. En contraposición a su predecesor, el polaco Donald Tusk, bajo Weber el PPE se ha abierto a cooperar con la extrema derecha para tratar de frenar legislación ambiental o endurecer políticas migratorias. El Pacto Verde Europeo es precisamente uno de los legados de la primera Comisión Europea de Ursula von der Leyen, su compatriota y compañera de partido.

Ambos son, además, viejos rivales: en 2019, Weber tenía todo encaminado para convertirse en presidente de la Comisión Europea tras haber conseguido el apoyo del PPE para convertirse en su cabeza de lista. En su contra jugó que el sistema de cabezas de lista a nivel europeo no es vinculante y en última instancia corresponde a los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea decidir. Pese a ir amadrinado por la entonces canciller germana, Angela Merkel, en los pasillos de Bruselas se topó con el veto del presidente francés, Emmanuel Macron, y del húngaro Viktor Orbán.

Finalmente emergió un consenso en torno al nombre de Von der Leyen con el visto bueno de la propia Merkel y Weber quedó en fuera de juego. Tras tres años algo alejado de los focos de la política comunitaria, Weber logró en 2022 la presidencia del partido y con él una mano de hierro sobre los designios de la familia política europea más poderosa. Además de las últimas elecciones europeas en las que su grupo se consolidó como el mayoritario en el hemiciclo, casi una quincena de países europeos tienen ahora líderes del Partido Popular Europeo.

Weber puede ahora mirar a su izquierda -pactando con sus aliados tradicionales de centro- pero también a su derecha, porque la aritmética parlamentaria le permite pactar con los ultraconservadores y con los dos grupos de extrema derecha. Con esta controvertida alianza han salido adelante un número no desdeñable de votos en los primeros compases de la nueva legislatura: una resolución sobre Venezuela, una rebaja a la ley de deforestación de la UE o unas enmiendas sobre migración a un texto presupuestario, planteadas por la misma AfD a la que Weber dice no querer ver ni en pintura.

Von der Leyen, reelegida presidenta de la Comisión para cinco años más, dijo en campaña que trabajaría con todo aquel que fuese «proeuropeo, anti Putin y a favor del Estado de derecho». Esta es la línea a la que se ha adherido el propio Weber, pero siempre tendrá la puerta abierta a dejar de lado al bloque más progresista si las negociaciones se complican. El alemán, que también mira de reojo a lo que suceda en las elecciones alemanas en febrero, aspirará en principio a ser reelegido como presidente del PPE en los primeros meses de 2025.

Su iniciativa en las últimas semanas para frenar la candidatura de Teresa Ribera a la Comisión Europea se entiende como un acercamiento al PP español, la segunda delegación más fuerte del partido a nivel europeo tras los propios alemanes y a quien necesitará de su lado para la reelección. Fuentes del partido no creen que ninguna candidatura alternativa dé un paso adelante hasta que queden pocas semanas para el congreso del partido, pero no descartan que surja algún perfil inesperado.

Nacido el 14 de julio de 1972 en Niederhatzkofen (Baviera), Weber ha hecho la mayor parte de su carrera en Europa, donde forma parte de la Eurocámara desde 2004 de forma ininterrumpida después de dos años como diputado en el parlamento regional bávaro. Su presencia es importante dentro de su partido, la Unión Socialcristiana (CSU). Forma parte de su cúpula desde 2015 como uno de sus vicepresidentes, y preside la comisión programática. La CSU sólo se presenta a elecciones en Baviera y forma siempre un grupo parlamentario conjunto en el parlamento federal con la Unión Cristianodemócrata (CDU).

Tradicionalmente la CSU ha estado a la derecha de la CDU. Uno de sus líderes históricos, Franz Josef Strauss, decía que no podía haber ningún partido legitimado democráticamente en Alemania que estuviera a la derecha de la CSU. Eso fue hasta que llegó la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), creada contra el giro al centro de la CDU en los años de Merkel que coincidió con el despegue político de Weber. En 2018 su nombre estuvo en las quinielas para presidir la CSU pero declinó para tratar de convertirse en presidente de la Comisión Europea.