Refugiados en Gaza entre los escombros. | Reuters - Hatem Khaled

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Entre escombros y edificios destrozados por la guerra de Gaza, Ahmed al-Shanbari y tres de sus hijos arriesgan la vida para recoger hojas de morera para comer, una escena que se repite en todo el enclave, mientras los palestinos se enfrentan a una crisis de hambruna. «Da miedo caminar cuando siguen los bombardeos», afirma Al-Shanbari, que, como muchos gazatíes, arriesga su vida bajo los bombardeos israelíes en busca de comida.

Fátima, la esposa de Ahmed, limpia las hojas y las hierve en un hornillo improvisado. «No hay nada tolerable en ellas, ni su sabor, ni su color», dice. Fátima rellena las hojas con arroz y especias, con la esperanza de que sus hijos toleren el sabor agrio. Pero la amargura persiste. Las hojas de morera son el alimento de los animales, dice. «¿Pero qué podemos hacer?».

La guerra comenzó cuando milicianos del grupo palestino Hamás irrumpieron a través de la frontera de Gaza y atacaron Israel el 7 de octubre, matando a 1.200 personas y capturando a más de 250 como rehenes, según los recuentos israelíes. Nueve meses después de que empezara la represalia israelí, las autoridades sanitarias de Gaza afirman que han muerto al menos 38.000 palestinos. La familia Al-Shanbari, compuesta por ocho miembros, lucha por sobrevivir, como muchos palestinos de Gaza, donde viven 2,3 millones de personas en uno de los lugares más densamente poblados del mundo y que se enfrenta a la escasez de alimentos, agua, medicinas y combustible.

«Desde que empezó la guerra, no probamos bocado, vivimos de las pocas cosas que encontramos», dijo Fátima. En un comunicado del 9 de julio, un grupo de expertos independientes en derechos humanos con mandato de las Naciones Unidas afirmó que la hambruna se ha extendido por todo el enclave. La misión diplomática de Israel en Ginebra afirmó que el comunicado equivalía a «desinformación».

Ayuda humanitaria

«Israel ha aumentado continuamente su coordinación y asistencia en la entrega de ayuda humanitaria en toda la Franja de Gaza, conectando recientemente su línea eléctrica a la planta desalinizadora de agua de Gaza», añadió.

Según las autoridades sanitarias de Gaza, al menos 33 niños han muerto de desnutrición, la mayoría en zonas del norte que hasta hace poco se habían llevado la peor parte de la campaña militar israelí. Gaza sigue corriendo un alto riesgo de hambruna mientras continúa la guerra y se restringe el acceso a la ayuda, según dijo el mes pasado una iniciativa mundial respaldada por la ONU, denominada Clasificación Integrada de la Fase de Seguridad Alimentaria. Más de 495.000 personas se enfrentan al nivel más grave —o «catastrófico»— de inseguridad alimentaria, según la iniciativa.