Javier Milei (2i), acompañado por su hermana y secretaria general de Presidencia, Karina Milei (2d), y la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich (1d), durante la ceremonia de recepción de un buque de la Guardia Costera de Estados Unidos. | Efe

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La «motosierra» que el ultraliberal Javier Milei prometió aplicar para recortar el gasto público durante la campaña presidencial está golpeando no solo a empleados administrativos de Argentina, sino también a científicos y a proyectos nucleares de relevancia mundial. La Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) de Argentina advirtió que se encuentra en una situación presupuestaria critíca y que sus grandes proyectos corren riesgo de ser paralizados.

La Central Argentina de Elementos Modulares (CAREM), que es el proyecto de reactor modular pequeño (SMR) en etapa más avanzada de construcción a nivel mundial, ha sufrido la interrupción de algunos frentes de construcción y podría verse demorada. «La problemática presupuestaria es grave no sólo para los grandes proyectos sino para todo el funcionamiento de la institución», advirtió a Reuters Adriana Serquis, presidenta de la CNEA.

«Sin un plan concreto es muy difícil saber cómo evitar que estas obras sufran un daño mayor y terminen siendo ineficientes en su inversión», añadió. Del presupuesto total de casi 100.000 millones de pesos argentinos (114 millones de dólares), la cuota asignada para el primer trimestre del año equivale -sin contabilizar sueldos- a 26.337 millones, que la CNEA aún no ha podido cobrar en su totalidad, de acuerdo con el organismo.

El Gobierno ultraliberal que asumió en diciembre ha aplicado un feroz ajuste del gasto en la mayoría de los organismos estatales para lidiar con una inflación anual superior al 250%, lo que ha disparado amplias protestas de estudiantes, sindicatos y desocupados, entre otros. La CNEA explicó que al prorrogarse este año el presupuesto del 2023, no se tuvo en cuenta la inflación interanual, por lo que el monto sólo alcanzaría para cubrir los gastos hasta mayo o junio. Los SMR son reactores de potencia que se encargan de la producción de energía eléctrica mediante la fisión nuclear, y se espera que ayuden en el proceso de transición a una energía limpia.

Actualmente, los otros países que están en el proceso de construcción son China, Japón y Rusia. Su obra civil en Argentina, financiada íntegramente por el Estado y la primera en su tipo en comenzar a contruirse a nivel mundial, comenzó el 8 de febrero del 2014 y debería finalizar en 2028. Como la CNEA aún no ha recibido las transferencias para hacer el pago a sus proveedores y contratistas, firmas como Nucleoeléctrica Argentina y el INVAP han interrumpido varios de los frentes de construcción distintos proyectos como el CAREM, lo que podría derivar en demoras.

Otra instalación afectada es el Reactor Argentino RA-10, un dispositivo nuclear multipropósito desarrollado íntegramente en el país que ya cuenta con el 99% de su obra civil concluida, por lo que se espera que el año próximo se encuentre en funcionamiento. Según la CNEA, logrará abastecer gran parte de la demanda de radioisótopos en América Latina. «Argentina tiene la capacidad científica y tecnológica de avanzar y ser un país desarrollado en áreas específicas como lo es la tecnología nuclear», indicó a Reuters Gustavo Santa Cruz, el Gerente del Área de Aplicaciones Nucleares a la Salud de la CNEA.