El condenado, que ha pasado seis años en la cárcel luchando para revertir su condena a muerte por asesinar a cinco personas, incluida una mujer embarazada, ha cambiado de opinión y ahora quiere ser ejecutado.
«No quiero morir», dijo Dearman a la cadena CNN en una entrevista telefónica este viernes desde una prisión en Atmore (Alabama). «Pero siento en mi corazón que esta es la única opción que ayudaría a las familias de las víctimas a lograr el cierre que necesitan para seguir adelante».
«Hice las paces con mi decisión», agregó Dearman, quien en agosto de 2016 irrumpió en una casa en la ciudad de Citronelle (Alabama, sur de EEUU) y atacó y mató a cinco de los ocupantes usando un hacha, una pistola y una escopeta, según consta en la sentencia.
El condenado huyó del lugar del crimen y se llevó consigo a su novia y al hijo pequeño de dos de las víctimas. Posteriormente se entregó a las autoridades y se declaró culpable de los cargos.
Una vez condenado, intentó apelar la sentencia, pero solo por el bien de su familia, quien, según dijo, quería que luchara por su vida.
«Tenían derecho, como mi familia, a tratar de que se les presente la oportunidad de buscar alivio tras la sentencia que me impusieron, porque ningún padre quiere que su hijo muera», dijo a CNN.
El pasado mes de febrero la Corte Suprema de Alabama denegó una moción para apelar su sentencia y confirmó su condena y ahora, casi seis años después de iniciar el proceso Dearman dice que la lucha ha terminado y quiere ser ejecutado.
«Es hora de hacer lo que sé que es correcto y lo que sé que debo hacer», dijo. «El derecho de mi familia quedó garantizado; ahora es el momento de que las víctimas y sus familias obtengan lo que les corresponde y lo que merecen, y eso es que se haga justicia», precisó a la cadena.
Las autoridades no han confirmado si se atenderá la solicitud del condenado y, en caso afirmativo, cuando se llevará a cabo.
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