La vida vuelve a la normalidad en Moscú. | Reuters - MAXIM SHIPENKOV

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El presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, afirmó que la «amenaza de un nuevo conflicto mundial nunca ha estado tan cerca» como hoy y advirtió de que «si Rusia colapsa», morirán todos. En una ceremonia de entrega de grados de general a altos mandos militares, el líder bielorruso afirmó que «si Rusia se derrumba, quedaremos bajo los escombros y moriremos todos».

Lukashenko aseguró que se está tratando de «agitar» la región y «desorientar» a su gente para imponer nuevas reglas y nuevo orden mundial. «En ese orden ya no estarán nuestros países y nuestros pueblos», agregó. Según Lukashenko, Occidente aprovecharía de inmediato la situación si se produce el caos en Rusia, en alusión al fallido motín del Grupo Wagner.

A la vez, el líder bielorruso, que medió un acuerdo entre el jefe de Wagner, Yevgueni Prigozhin, y el Kremlin que puso fin a la rebelión armada de los mercenarios rusos el fin de semana pasado, evitó comentar sus detalles. Asimismo, ha afirmado que ordenó poner en alerta máxima el Ejercito del país cuando comenzó el viernes pasado la rebelión de los mercenarios del grupo Wagner en el sur de Rusia, en la que actuó como mediador para desarticularla.

«Impartí todas las instrucciones pertinentes para poner el Ejército en máxima alerta de combate», dijo el mandatario, citado el canal de Telegram Pul Pervogo, próximo a la presidencia bielorrusa, en la ceremonia de entrega de los grados de general a altos mandos.

Lukashenko indicó que la rebelión encabezada por el jefe de los Wagner, Yevgueni Prigozhin, le obligó a tomar esa medida «No lo voy a ocultar: fue doloroso observar los acontecimiento que ocurrían en el sur de Rusia. No solo para mí. Muchos de nuestro ciudadanos se los tomaron a pecho. Porque la patria es una», dijo.

El presidente de Rusia, Vladímir Putin, agradeció anoche, en un mensaje a la nación, a Lukashenko su «contribución a la resolución pacífica de la situación», en alusión a su mediación para el acuerdo que el sábado puso fin a la rebelión de Prigozhin y sus mercenarios cuando estos avanzaban hacia Moscú.

El jefe del Kremlin aseguró que «cumplirá su promesa» de que los mercenarios que se sublevaron no serán perseguidos penalmente y que Prigozhin podrá marcharse a Bielorrusia, algo que según algunas fuentes ya habría sucedido.