Ucrania aplica la táctica de desgaste en su lucha contra las tropas rusas en Severodonetsk, la última gran ciudad bajo control de Kiev en la región de Lugansk y donde intenta aguantar en la zona industrial hasta la llegada de armas occidentales pesadas. «Esperamos ganar así tiempo hasta la llegada de armamento suficiente de nuestros socios para poder pasar a un contaataque efectivo», dijo el asesor presidencial Mykhailo Podolyak. Según Podolyak, Ucrania busca alcanzar con el tiempo una «paridad» en artillería con Rusia para combatir a sus fuerzas con mayor resultado y disminuir el número de bajas en filas propias.
Mientras, Severodonetsk continúa siendo el epicentro de los combates en el Donbás al ser una ciudad clave para el control de toda la región de Lugansk, desde donde las tropas rusas pretenden continuar la ofensiva en territorio de la vecina Donetsk. Según un informe de la inteligencia británica, Rusia «vuelve a tener el control de la mayor parte» de la urbe, aunque ha progresado poco en sus intentos de rodear un área más amplia desde el norte y el sur. Los enfrentamientos se centran ahora en la zona industrial en las afueras de la ciudad, principalmente en torno a la planta química Azot, donde se atrincheró un número indeterminado de militares ucranianos y varios centenares de civiles, que, según Moscú, son utilizados como «escudo humano» por parte de «nacionalistas» ucranianos. El alcalde de Severodonetsk, Oleksandr Stryuk, advirtió a su vez que será «muy difícil» recuperar la ciudad si los rusos se hacen con el control total de la misma.
Según los separatistas de la autoproclamada república popular de Lugansk, las tropas rusas han bloqueado el territorio de la fábrica, especializada en la producción de amoniaco y fertilizantes minerales compuestos antes del inicio de la contienda. El «embajador» de Lugansk en Rusia, Rodión Miroshnik, aseguró hoy en Telegram que en la planta se encuentra un «número reducido» de militares ucranianos que han intentado contactar con las milicias prorrusas para abordar su posible salida de la planta. De acuerdo con el representante separatista, los efectivos ucranianos tratan de «presentar algunas condiciones» antes de abandonar la planta, algo que las milicias han rechazado. «Se les ha dicho que no se aceptarán condiciones. Tienen que entregar las armas y rendirse», dijo. En Azot también se habrían refugiado unos mil civiles, según Apti Alaudínov, asesor del líder checheno, Ramzán Kadírov. Alaudínov dijo que esta circunstancia dificulta la operación de las fuerzas rusas en la planta. A día de hoy, agregó, Rusia controla el «100 %» de las aéreas residenciales de Severodonetsk, y «entre un 15 y un 20 % de la zona industrial» de la urbe.
Según fuentes ucranianas, la información de los separatistas sobre el inicio del asalto ruso a Sloviansk, bastión ucraniano en Donetsk, donde comenzó la sublevación prorrusa de 2014, no se corresponden con la verdad. «Eso no es cierto. Nuestras Fuerzas Armadas mantienen la defensa y el enemigo no ha avanzado», dijo Pavlo Kyrylenko, gobernador de Donetsk. Admitió que el objetivo Sloviansk y la vecina Kramatorsk, centro militar de Ucrania en Donetsk, son, sin duda, dos de los principales objetivos rusos en la región y pueden correr la suerte de otras ciudades en zonas de combate. «El enemigo está destruyendo todas las ciudades de las regiones de Donetsk y Lugansk. No cambiarán su táctica. (...) Entendemos que son muchos, que no se detendrán ante nada para, al menos, afirmar que han entrado en estas ciudades. Pero esta es nuestra tierra y resistiremos el tiempo que sea necesario hasta que los eliminemos a todos», dijo, citado por la agencia UNIAN. Previamente, las milicias de Donetsk aseguraron que los combates por el control de Sloviansk, a unos 80 kilómetros al oeste de Severodonetsk, ya habían comenzado. El estadounidense Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW) afirmó, a su vez, que las fuerzas rusas habían logrado «leves avances» al norte de Sloviansk, pero consideró probable que tengan «dificultades para asaltar la ciudad» debido a los desafíos tácticos que plantea cruzar el río Séverski Donets.
Este viernes Rusia se desmarcó de la condena a muerte de tres militares extranjeros, entre ellos dos británicos y un marroquí, por un tribunal de los separatistas de Donetsk, y negó que se les tenga que tratar como «prisioneros de guerra», ya que fueron acusados de ser «mercenarios» y «terroristas». «Todos los procesos transcurren de acuerdo con la legislación de la república popular de Donetsk, porque los delitos en cuestión fueron cometidos en ese territorio. Yo no me entrometería en el trabajo del sistema judicial de la república», dijo el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov. Su portavoz, María Zajárova, señaló, por su parte que, «pese a las declaraciones de las autoridades británicas, no se trata de prisioneros de guerra, sino de mercenarios». Según Zajárova, el Reino Unido no ha protestado oficialmente hasta ahora contra la condena de sus ciudadanos ante las autoridades rusas o separatistas, y «no ha mostrado ninguna iniciativa» al respecto. El Ministerio de Exteriores de Ucrania afirmó a su vez que no escatimará esfuerzos para lograr la liberación de los tres soldados. Todos los extranjeros que luchan en territorio ucraniano como parte de las Fuerzas Armadas de Kiev son personal militar ucraniano, afirmó el portavoz del Ministerio, Oleh Nikolenko.
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