Con la guerra de Ucrania copando el escenario de la política internacional, Francia se juega su futuro más inmediato y probablemente el de todo el bloque comunitario en unas elecciones presidenciales donde todas las encuestas prevén que Emmanuelle Macron revalide su condición de máximo aspirante al Elíseo, seguido de más o menos cerca –aquí sí varían las proyecciones– por Marine Le Pen. Las elecciones en Hungría, que han demostrado la fortaleza de Viktor Orbán pese a sus guiños repetidos a Vladímir Putin, resultan un buen toque de atención en una coyuntura en la que Europa se juega mucho.
Francia constituye un laboratorio político singular. Muestra de ello es que ninguno de los partidos tradicionales arrancan con opciones reales de avanzar a la segunda vuelta de la elección. Además, Francia no es un Estado Miembro más de la Unión Europea. Su peso demográfico y su poderío económico determinan que aquello que suceda en las urnas francesas tendrá irremediablemente importantes repercusiones a nivel comunitario. Estos son los principales candidatos, en base a los últimos sondeos conocidos en medios franceses e internacionales para la primera vuelta de las elecciones, que se celebran el próximo domingo, 10 de abril.
Macron figura como principal favorito en los sondeos y, si se cumplen las previsiones, tiene prácticamente asegurado su pase a la vuelta final, que se celebrará el próximo domingo, 24 de abril. Se trata nuevamente de un caso político particular, pues su liderazgo se desliga de las estructuras tradicionales de partidos políticos. De hecho hay quien ve en su postura frente a la guerra de Ucrania maneras que apoyan su gestión, un buen espaldarazo a su candidatura en estos momentos convulsos.
Recordemos que Macron, en calidad de jefe de Estado de Francia y presidente de turno de la Unión Europea, ha mantenido numerosos contactos al más alto nivel con Vladímir Putin, desde las semanas previas al inicio de la invasión y con la guerra en Ucrania ya desatada. Incluso se ha hecho famosa una imagen de él con una sudadera del ejército del aire francés al más puro estilo comunicativo de Volodímir Zelenski en sus largas sesiones de trabajo.
Tras Macron ni más ni menos que once candidatos aspiran a cubrir la plaza vacante para la segunda vuelta electoral. Le Pen sube enteros en la última semana y se acerca al eterno reto de convertirse en la primera presidenta de Francia, mientras las encuestas dejan muy lejos de los favoritos a otra mujer, la socialista Anne Hidalgo, alcaldesa de París, con menos del cinco por ciento de la estimación de votos, a pesar de que su partido gobernó en el quinquenio inmediatamente anterior a este mandato. Otro exministro con un ejecutivo socialista como Jean-Luc Melenchon, el izquierdista de la Francia Insumisa al que algunos llaman populista y Pablo Iglesias califica de «amigo», tratará de arañar hasta el último minuto los votos necesarios para acercarse a esa segunda posición.
Aparentemente los conservadores no están mucho mejor que los socialistas. A la conservadora Valérie Pecresse no la ha avalado parte de la plana mayor del aparato del partido, ni el último presidente Nicolas Sarkozy, y ni así parece remontar frente a la popularidad de Le Pen, que no solo se consolida en las áreas rurales sino que se mantiene fuerte en el mundo urbano. A pesar de los artificios y exabruptos, el líder ultra que se dice más de derechas que nadie, Éric Zemmour, parece totalmente descartado para acceder a la segunda vuelta, con alrededor del 9 por ciento de los votos, el doble que la alcaldesa Hidalgo.
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