El presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, anunció este jueves la convocatoria de elecciones anticipadas el día 30 de enero para salir de la crisis política abierta con el rechazo del Presupuesto.
«Una semana y un día después del rechazo del Presupuesto de 2022, decidí disolver la Asamblea de la República y convocar elecciones el día 30 de enero de 2022», dijo en una comunicación al país, después de realizar una ronda de contactos con los principales actores del país durante la última semana.
El jefe del Estado insistió en que el adelanto electoral forma parte de la «vida propia de la democracia» y consideró que ante la soledad del Gobierno del socialista António Costa, en minoría, era el «mejor camino».
El de 2022 «era un presupuesto especialmente importante en un momento especialmente importante», afirmó el presidente.
Rebelo de Sousa justificó además la elección del 30 de enero como fecha para ir a las urnas al considerar que la campaña y los debates electorales no deben realizarse durante el período navideño.
Durante los últimos días, se había manejado como fecha de consenso el 16 de enero, pero el presidente, sin embargo, ha optado por retrasar un par de semanas la convocatoria.
La última vez que los portugueses votaron en unas legislativas fue hace dos años, en 2019, y apoyaron a los socialistas, pero no les dieron mayoría absoluta.
A finales de septiembre, las elecciones municipales demostraron que los socialistas son todavía la fuerza más votada, aunque perdieron 250.000 votos en el camino y el gobierno de Lisboa.
EL RECHAZO AL PRESUPUESTO, EL DETONANTE
La crisis política estalló después de que la semana pasada el Parlamento rechazase las cuentas de 2022 del Gobierno, apodadas como el Presupuesto más social de los últimos años.
Los socialistas (PS), en minoría, perdieron el apoyo de los partidos más a la izquierda del hemiciclo, el Bloco y el Partido Comunista, que votaron en contra.
La votación supuso el divorcio definitivo en la alianza de izquierdas que nació entre estos partidos en 2015, conocida como «geringonça», que permitió completar una primera legislatura de cuatro años con acuerdos por escrito.
En 2019, el PS decidió hacer frente a una segunda legislatura en solitario, negociando medida a medida, pero la estrategia se ha agotado en sólo dos años.
Con el resultado de las elecciones bañado de incertidumbre, una de las incógnitas de los próximos meses es si será posible repetir la geringonça en caso de que los socialistas ganen sin mayoría absoluta.
En el PS hay voces que insisten en que sería posible un nuevo acuerdo, como la del ministro de Infraestructuras, Pedro Nuno Santos, rostro visible del ala más a la izquierda del partido.
Pero el líder comunista, Jerónimo de Sousa, ya ha adelantado que la «geringonça» no se repetirá «tal cual», aunque no descartó acuerdos a la izquierda.
LA DERECHA, EN GUERRAS INTERNAS
Al otro lado del hemiciclo, el adelanto electoral ha sorprendido a la derecha empantanada en varias guerras internas en sus principales partidos.
Tanto el líder de la oposición, el PSD (centroderecha) como el segundo partido conservador con mayor representación en el Parlamento, los democristianos del CDS, tenían previsto realizar primarias en esta fase final del año.
En el PSD, el eurodiputado Paulo Rangel disputa el liderato a Rui Rio, que preside el partido desde 2018, pero éste ha sido muy cuestionado por su tibia oposición al Gobierno socialista.
Este sábado el PSD decidirá si mantiene las primarias y Rio apuesta por su aplazamiento.
La disputa es todavía más encarnizada en el CDS, donde la actual dirección de Francisco Rodrigues dos Santos decidió aplazar las primarias para este mes hasta después de las legislativas.
Su rival por la presidencia del partido, el eurodiputado Nuno Melo, ha impugnado esta decisión, que provocó además una salida en masa de militantes democristianos, entre ellos algunos pesos pesados de la derecha.
Las elecciones del 30 de enero supondrán el octavo adelanto electoral de la historia democrática de Portugal.
Según un sondeo divulgado hoy, el 59 % de los portugueses cree que era la mejor solución para salir de la crisis actual, aunque el el 54 % considera que acudir a las urnas antes de tiempo es «malo».
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