La mayor parte de las víctimas mortales se han registrado en el departamento Sur, donde se han confirmado 1.133 fallecidos, según ha detallado el director de Protección Civil, Jerry Chandler.
Junto a este departamento, los de Grand Anse y los de Nippes, con 162 y 122 muertos respectivamente, han sido los otros dos más afectados por un seísmo de magnitud 7,2 en la escala de Richter, que tuvo su epicentro a 12 kilómetros de la localidad de Saint Louis du Sud.
Más de 30.000 familias se han visto afectadas por el desplome o daños en sus viviendas, además de otra serie de edificios, como iglesias, centros escolares, comisarías, hoteles e instituciones sanitarias.
El primer ministro de Haití, Ariel Henry, ha decretado tres días de luto en memoria de las víctimas y ha prometido que el Gobierno actuará «con mayor celeridad» en la respuesta tras al seísmo, por ejemplo acelerando la gestión de las ayudas.
El potente seísmo, que ha provocado nueve réplicas con magnitud superior a 4 en las horas posteriores, tuvo lugar a las 08.29 (las 14.29, hora peninsular española) de este sábado, a unos 12 kilómetros de la localidad de Saint-Louis du Sud, y con un hipocentro a 10 kilómetros de profundidad, de acuerdo con el informe del Instituto Geológico de Estados Unidos (USGS).
Las autoridades haitianas han activado este lunes una alerta naranja ante una tormenta que se sitúa al suroeste de República Dominicana y que avanzaba con vientos máximos sostenidos de 55 kilómetros por hora, según el Centro Nacional de Huracanes (CNH) de Estados Unidos.
Naciones Unidas ha advertido que es probable que muchas personas se vean afectadas por 'Grace', una tormenta que se espera que traiga lluvias torrenciales e inundaciones.
Asimismo, ha explicado que tres días después del terremoto, los equipos humanitarios aún no han llegado a muchas áreas, especialmente en el departamento de Nippes, con el transporte obstaculizado por la destrucción y daños en carreteras y puentes.
Haití, considerado el país más pobre del hemisferio occidental, aún vive con el impacto del catastrófico terremoto de 2010 que dejó unas 200.000 personas muertas. El país también vive un estado de agitación política desde el asesinato en julio del presidente Jovenel Moise.
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