«Después de más de un año de lidiar con un problema de salud que se tornó irreversible, Marcos, nuestro compañero y amigo, finalmente partió. De ahora en más, cada uno de nosotros deberá empezar a transitar el doloroso camino de aprender a convivir con su ausencia», han señalado Les Luthiers, que ante su ausencia reivindican «el recuerdo de su voz, única e inconfundible» y «su presencia sobre el escenario, con su carpeta roja y frente al micrófono, que cautivaba al público antes de decir una sola palabra».
«Nos quedará su profesionalismo. Su autoexigencia, su ética de trabajo y su respeto extremo por el público, valores que todos compartimos y que él defendió desde el momento de la creación misma de Les Luthiers. Nos quedará el recuerdo de su compañerismo, tanto en lo profesional y en lo personal. La inteligencia de sus comentarios y su respeto por las opiniones ajenas, aún en la disidencia», añaden.
Del mismo modo, también destacan «los aprendizajes compartidos» a lo largo de «tantos años», los lugares del mundo que descubrieron «juntos» y la «sopresa» que compartieron «cada vez que Les Luthiers daba un nuevo salto y llegaba más y más lejos». «Nos quedará el recuerdo de sus chistes cotidianos, rápidos y asombrosamente ingeniosos, listos para brindarnos una chispa de alegría en todo momento, en las buenas y en las malas.Nos quedarán tantas cosas de Marcos, que aun en medio de la tristeza y el dolor que estamos viviendo, no podemos dejar de agradecer a la vida, y de sentirnos privilegiados de haber recorrido con él todo este tramo del camino», han enfatizado.
Marcos Mundstock, nacido en Santa Fe (Argentina) en 1942 e hijo de inmigrantes polacos, llegó a Buenos Aires cuando tenía siete años. Al terminar el colegio secundario en Buenos Aires, comenzó la carrera de Ingeniería, que abandonó años después, y estudió locución en el Instituto Superior de Enseñanza Radiofónica (ISER). De manera simultánea, ingresó en el coro de Ingeniería, donde conoció a Gerardo Masana y los futuros integrantes de Les Luthiers, para quien durante los primeros años escribió casi íntegramente los libretos de los espectáculos, y las letras de muchas canciones y las historias de Johann Sebastian Mastropiero.
Como instrumentista ha tocado el gom-horn, una especie de trompeta hecha con una manguera y un embudo que intervino en varias obras musicales de Les Luthiers y en el hilarante y absurdo Recitado Gauchesco.
De forma paralela a Les Luthiers, trabajó como locutor de radio y comerciales de televisión y también de redactor publicitario. En 1974 hizo la voz en off de la películaQuebracho, de Ricardo Wullicher. Además, en los años 90 incursionó en televisión: interpretó a Dios y al Diablo en varios programas del capocómico Tato Bores y realizó una recordada serie de películas publicitarias para el diario La Nación.
Entre 2003 y 2005 participó como actor en cuatro películas: 'Roma', 'No sos vos, soy yo', 'Cama adentro', y 'Torrente III'. También interpretó a un grotesco criminal internacional en el programa televisivo 'Mosca & Smith' y en 2011 intervino en «Mi Primera Boda» de Ariel Winograd junto con Daniel, donde ambos representaban un gracioso dúo de cura y rabino.
Además, en 2019 volvió a la pantalla grande con el papel más importante de su carrera cinematográfica; fue protagonista de 'El cuento de las comadrejas', de Juan José Campanella, junto con Graciela Borges, Oscar Martínez y Luis Brandoni.
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Ell i les Luthiers. Uns genis per recordar i disfrutar de per vida. Descansi en Pau.