Imágenes de las protestas contra Donald Trump. | TOBY MELVILLE

TW
0

«Donald Trump is not welcome here» (Donald Trump, no es bienvenido aquí) es el grito que este martes lanzaron decenas de miles de personas en el centro de Londres, para emitir un inequívoco mensaje de repulsa al viaje de Estado del presidente de Estados Unidos al Reino Unido.

Apenas cabía un alfiler en la plaza de Trafalgar, un enclave habitualmente concurrido, en el que hoy casi no se podía caminar. Ciudadanos cabreados armados con carteles, caretas o pelucas reprochaban al mandatario norteamericano sus políticas «divisorias», su «fanatismo» y su «estrechez de miras».

Lo hacían con mensajes más o menos comedidos: «Los americanos nos oponemos a tus políticas» o «Vete a tu casa», junto con otros bastante menos delicados, como «Que te jodan, Trump», «Mentiroso» o «Trump eres un capullo».

Sobrevolando las calles de la capital, el ya habitual e irreverente «Baby Trump», el globo gigantesco anaranjado que se mofa del presidente, ya hizo su aparición desde las 9.00 GMT.

En Trafalgar Square arrancó, hacia mediodía, una marcha multitudinaria por Whitehall -donde se ubican las oficinas gubernamentales- que desembocó cerca de Downing Street -la residencia y despacho oficial de la primera ministra, Theresa May- donde Trump y la «premier» se reunían en un almuerzo de trabajo.

Allí, como estaba previsto, el líder del opositor Partido Laborista, Jeremy Corbyn, se dirigió a los congregados e hizo un llamamiento a Trump «a reflexionar sobre un mundo que busque la paz y el desarme, que derrote al racismo y la misoginia», al tiempo que recordó que la protesta representa «la diversidad y la inclusión».

Entre los manifestantes, la norteamericana Nancy, originaria de Nuevo México -aunque ahora reside en Londres-, aseguró a Efe que se niega a llamar «presidente» a Trump al argumentar que es «una vergüenza» para la Casa Blanca y sus compatriotas: «Critica todo lo que América representa: inclusión, empatía y comprensión».

El británico Marcus, de West Dorset, pidió al mundo, envuelto en carteles de «Go home» (vete a casa), «que entienda lo peligrosísimo que es un político como éste, narcisista, arrogante e imbécil».

Otros, como la canadiense Barbara, residente en Londres, no comprende «cómo gente racional ha votado a este hombre».

«Viví en Estados Unidos durante la era de Bush y pensé que era imposible que las cosas empeoraran, y ¡lo han hecho!», enfatizaba en declaraciones a Efe.
Entre los muchos mensajes, los activistas afean que el político republicano «está ofendiendo a musulmanes, mexicanos, inmigrantes, la comunidad LGBT, las mujeres (...)», según remarcó una joven londinense y musulmana, Fariah.

Otro británico, Paul Russell, un tipo de mediana edad que ha venido desde Essex para protestar, ve claro que Trump «es todo lo que deberíamos combatir y un símbolo para la extrema derecha».

En esta marabunta de gente, uno de los activistas que flanqueaba el puesto instalado por la organización «Stand up to racism» (Plántate contra el racismo), arengaba a los convocados para que arrojaran lo que parecía una especie de batido contra un hombre vestido de Trump. Una manera de hacer visible ese rechazo.

Desde allí, micrófono en mano, ese hombre despotricaba contra el mandatario estadounidense por «racista, intolerante» y por ir «contra las mujeres, por propagar el odio» para concluir que «no existe nada respetable en el presidente de Estados Unidos» y «nada justifica esta visita de Estado».

Otro punto de atracción en Trafalgar fue hoy el estrafalario robot de Trump, representando al presidente sentado en una taza de váter dorada, mientras tuitea y profiere sus ya clásicos exabruptos para deleite de los mirones: «Fake News» (noticias falsas) o «I'm a very stable genious» (soy un genio muy equilibrado).

El viaje de Estado empezó este lunes y concluirá mañana, cuando se prevé una ceremonia para conmemorar el 75 aniversario del desembarco y de la batalla de Normandía, en Portsmouth (sur de Inglaterra), a la que asistirán Trump e Isabel II.

Desde el principio, ha estado marcado por la polémica por un corrosivo tuit enviado por el presidente contra el alcalde laborista de Londres, Sadiq Khan, al que tildó de «completo perdedor» y al que acusó de haber hecho un «terrible trabajo» como edil.

La Policía Metropolitana de Londres ha dispuesto un gran despliegue de seguridad a fin de evitar disturbios durante los actos a los que asiste el político. Solo hoy, un portavoz confirmó la presencia en la capital de 3.182 efectivos.