Una actuación de la policía de Los Ángeles y la difusión del vídeo de la misma ha levantada una gran polémica en Estados Unidos por la brutalidad mostrada por los agentes. El pasado 16 de junio de 2018, la División de Comunicaciones de Los Ángeles recibió una llamada que informaba que un hombre con un cuchillo grande había agredido a una mujer en la entrada de un centro de ayuda a personas sin hogar.
Los agentes respondieron rápidamente y localizaron a un hombre, identificado más tarde como Guillermo Pérez, que sostenía un gran cuchillo. Pérez se acercó a los oficiales cuando salían de sus vehículos y éstos, inmediatamente, intentaron reducir al agresor ordenándole que soltara el cuchillo.
El hombre ignoró las instrucciones de los oficiales y continuó acercándose. Un policía equipado con una escopeta de bolas disparó contra Pérez que desvió dos de las balas con una silla plegable y luego corrió en la dirección opuesta.
Cuando el agresor huyó de los policías agarró a un hombre parado al lado de un edificio cercano y lo tomó como rehén, interponiéndolo entre él y los oficiales como escudo humano. Acto seguido levantó el cuchillo de sierra y lo presionó contra el cuello de éste.
En ese momento, tres policías abrieron fuego de forma indiscriminada contra Pérez y el cautivo, cayendo ambos al suelo.
Trágicamente, el rehén de Pérez también fue alcanzado por los disparos. Ambos fueron trasladados a hospitales locales. Al agresor murió al llegar al centro hospitalario y la víctima sucumbió a sus heridas poco después.
Los oficiales localizaron a la víctima inicial de apuñalamiento que también fue trasladada al hospital y tratada por heridas de arma blanca.
3 comentarios
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Eso no es brutalidad policial. De hecho deberían haberle disparado a las piernas con balas de verdad desde el principio, y ahora no estarían los 2 muertos. Y supongo que se la jugaron al disparar finalmente en vista de que podía cortarle el cuello al rehén.
El único error fue herir a la persona que tenía el cuchillo de ese criminal en el cuello. Por lo demás, no hay brutalidad alguna. Le advierten quince o veinte veces que arroje el cuchillo al suelo y no les hace ni puñetero caso. Ojalá la policía española actuase con la misma rapidez y contundencia contra los criminales y asesinos. Otro gallo cantaría...
El rehén no tenía culpa, supongo que han arriesgado porqué el delicuente talvez le iba a cortar el cuello..