Lee comparece este martes junto a otros ocho dirigentes de los llamados 'chaebol', agrupaciones de empresas surcoreanas como Samsung o Hyundai, a los que supuestamente la confidente Choi Soon Sil, apodada como la «Rasputina coreana», intentó presionar para que hicieran donaciones a fundaciones sin ánimo de lucro a cambio de recibir un trato preferencial. La presidenta ha sido directamente relacionada con estas actividades ilícitas.
«Sí que recibimos solicitudes de donaciones en ámbitos com la cultura o el deporte pero no recuerdo haber pedido donaciones a la presidenta en un 'quid pro quo'», ha declarado Lee en comentarios recogidos por la agencia de noticias surcoreana Yonhap. «Estoy profundamente avergonzado. Jamás volveremos a involucrarnos en un escándalo político», añadió.
De esta forma, los diputados de la Asamblea Nacional en Seúl comenzaron a interrogar a los empresarios sobre este caso de corrupción y tráfico de influencias, en una sesión televisada por las principales cadenas del país.
Se cree que los conglomerados donaron decenas de millones a Mi-R y K-Sports, dos fundaciones dirigidas por Choi Soon-sil
Este escándalo ha sido uno de los más graves de la historia reciente del país. Desde hace semanas, decenas de miles de personas salen regularmente a las calles para exigir la dimisión de la presidenta surcoreana, quien ha aceptado dejar el cargo en abril si se mantiene la presión, y si un grupo de diputados críticos no consigue aprobar antes una moción de censura.
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