La llegada este fin de semana del portaaviones Charles de Gaulle al Mediterráneo oriental, que estará operativo a partir de este lunes, ha triplicado en la zona la capacidad de Francia contra el Estado Islámico (EI), mientras a nivel interno avanza la investigación sobre los autores de los atentados de París.
El portaaviones, buque insignia de la armada gala, está acompañado de un grupo aeronaval que incluye una fragata británica y otra belga, y eleva a 38 el número de cazas franceses disponibles, entre los que se incluyen seis Rafale estacionados en Emiratos Árabes Unidos y seis Mirage 2000 en Jordania.
Entre los objetivos de Francia, que entre los pasados domingo y martes bombardeó la siria Al Raqa, considerada feudo yihadista y centro de formación de combatientes extranjeros, están esa localidad y la iraquí Mosul.
«Hay que bombardear esas dos ciudades y los recursos que tiene el EI, es decir, los campos petrolíferos», indicó el ministro francés de Defensa, Jean-Yves Le Drian, al destacar que el objetivo no es debilitar a ese grupo, «sino aniquilarlo».
París es consciente de que la victoria requiere «obligatoriamente» presencia sobre el terreno, pero descarta que vaya a ser francesa.
Las autoridades están volcadas en la formación de una gran coalición de lucha contra el EI en Siria y en Irak, objetivo que protagoniza la intensa semana diplomática del presidente, François Hollande, que en los próximos cuatro días se va a reunir con los líderes del Reino Unido, EEUU, Alemania y Rusia.
Con Rusia, dijo este domingo el jefe del Estado Mayor del Ejército francés, el general Pierre de Villiers, se han comenzado a discutir los medios técnicos que se deben poner en marcha para evitar que su dispositivo «se solape» en la costa siria, aunque aún no se coordinan los bombardeos o la identificación de los objetivos.
Y con EEUU, según el ministro Le Drian, se ha pasado a una nueva fase de cooperación en la que se puede hablar de transparencia en la transmisión de informaciones de inteligencia.
El ministro francés no quiso detallar el plan de vuelo y actuación de su portaaviones, pero celebró que su país ya no esté «solo» en el combate.
Sus socios europeos, añadió, tras haber invocado el martes ante la UE el artículo 42.7 de los tratados comunitarios, relativo a la solidaridad de los Estados miembros en materia de defensa cuando alguno sufre un ataque armado, han prometido ya apoyo concreto.
Unos prevén participar en los ataques en territorio sirio e iraquí, otros, «en función de sus medios y de su normativa jurídica», van a poder aportar ayuda logística, o van a aliviar el esfuerzo militar francés en otros lugares, como en África.
«Aquí entran en juego los españoles. Vamos a ver lo que proponen. Evidentemente si las fuerzas europeas vienen en apoyo y relevo de las fuerzas (en Mali) es lo que debe ser, es la Europa de la Defensa en marcha», añadió el representante galo.
Investigación
De forma paralela a la acción internacional, la investigación dentro de Francia permitió este domingo a la Policía difundir la foto del tercer yihadista que se hizo explotar en los alrededores del Estadio de Francia, en la periferia norte de París.
La única certeza sobre esa persona es que fue controlada en la isla griega de Leros el pasado 3 de octubre junto a otro de los suicidas del estadio, cuya foto fue publicada el pasado martes pero que todavía no ha sido identificado.
Se desconoce igualmente el paradero de Salah Abdeslam, en busca y captura por su presunta implicación en los ataques, que huyó a Bélgica y que en el último momento, según medios belgas, se habría echado atrás, no se hizo explotar y pudo haber pedido ayuda para viajar a Siria.
La gestión de esta crisis ha elevado la popularidad del Ejecutivo francés y de Hollande, que en un mes ha avanzado ocho puntos, hasta el 33%, y ha hecho que los franceses cierren filas en torno a sus símbolos nacionales, en especial su bandera.
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