El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo. | Efe - Andreu Dalmau

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Alberto Núñez Feijóo diseñará con plenos poderes y sin injerencias las listas del PP al Congreso y el Senado después de haber dado autonomía a sus dirigentes territoriales en el 28M para hacer sus candidaturas, listas y negociaciones postelectorales. Así se lo trasladó a los suyos antes del 28M y así lo asume el poder territorial de cara a las elecciones generales del 23 de julio, donde el partido hará piña con su líder para vencer al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

En los territorios reconocen la generosidad de Feijóo en los recientes comicios. Hay satisfacción con cómo ha manejado la campaña. Creen que ha llegado a Génova con la lección aprendida desde Galicia. Ahora, los papeles se invierten y es el poder territorial, crecido tras el 28M, el que se pone a disposición de Feijóo.

Implica respetar el diseño de las listas. En el PP se conoce ya el 'modus operandi' del dirigente gallego con los nombramientos: escucha a todos, toma nota, y después es él quien decide. Y pocos conocen el veredicto. El cuaderno azul en el que José María Aznar guardaba con celo el nombre de sus ministros se queda corto a su lado, bromean en el partido.

Así, desde el partido no adelantan los movimientos de su líder. El plazo para presentar las candidaturas empieza el 14 de junio y termina el día 19. Deben pisar el acelerador y fuentes del PP señalan que apurarán los plazos.

Varias incógnitas rodean el encaje de bolillos que debe hacer el presidente popular. Por ejemplo qué perfiles volverán al PP. Se espera la incorporación de los llamados sorayistas, quienes en su día fueron afines a Soraya Sáenz de Santamaría y que en los últimos meses han ido encontrando encaje bien en la cúpula popular, bien en la fundación del partido, Reformismo21.

Así, se da por hecho la incorporación de Borja Sémper, que desde enero ha sido portavoz de campaña. También han vuelto a la vida del partido Carmen Fúnez, vicesecretaria de Política Social, o el exministro Íñigo de la Serna, que con Fúnez coordinó el programa electoral. La exministra de Trabajo Fátima Báñez, actual presidenta de la Fundación CEOE, está en la fundación.

Está también por ver qué rol jugarán los perfiles en activo que fueron cercanos a Pablo Casado, como Javier Maroto, portavoz en el Senado durante la última legislatura. O qué tarea reserva Feijóo para su número dos, Cuca Gamarra, que ha llevado las riendas del PP en el Congreso de los Diputados antes, durante y después de la crisis del partido.

Otra pregunta por resolver es si tendrá hueco algún perfil de Ciudadanos. En el PP solo interesaban quienes arrastran voto, pero el partido no se presentará y una de sus puntales, Inés Arrimadas, que deja la política, mientras que el acercamiento de Begoña Villacís previo al 28M fue fallido. En su fundación, Feijóo ha fichado al que fuera gurú económico de los naranjas, Luis Garicano.

A tenor de sus declaraciones públicas, pues en cuanto tiene oportunidad hace bandera de la experiencia y los trienios como valores de gestión, es de esperar que se rodee también de perfiles profesionales. En Reformismo21 tiene un caladero de talentos, como el del entrenador de tenis Toni Nadal.

La nueva legislatura supone para Feijóo la oportunidad de trabajar con un equipo propio en el Congreso, donde hasta ahora ha operado con el grupo heredado de Pablo Casado, cuya solvencia algunas voces en el partido ponen en duda.

En el Senado, el líder del PP se rodeó de su propia cúpula como Miguel Tellado o Elías Bendodo, que compartieron espacio con perfiles veteranos del PP a los que Casado encontró acomodo en la Cámara Alta.

En sus cálculos, el líder del PP debe tener en cuenta la composición de un hipotético Consejo de Ministros, dado que los populares se ven ya en la Moncloa, y con armar un grupo engrasado, clave si cumple el objetivo de gobernar en solitario y debe hacerlo en minoría.

Alcance o no el Gobierno, el PP espera multiplicar sus parlamentarios pues en la legislatura que ahora culmina tiene 89 y los sondeos le pronostican más de 130, aunque la meta de la formación es alcanzar los 150 para reducir su dependencia de Vox.