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Carme Garcia Querol y el PSOE de Menorca perdieron este domingo, de forma provisional a la falta de los votos remitidos desde el extranjero, la condición de inquilinos en el Senado pese a haber obtenido un porcentaje superior de votos que en su victoria del 28 de abril.

Fueron apenas unas décimas más, pero a la postre insuficientes para lograr esta vez la victoria. La candidata socialista se dejó unos 1.500 votos de una cita a otra por el efecto de la abstención. En la misma línea, la aspirante de Unidas Podemos, Antònia Florit, cosechó un par de cientos de votos menos que Mae de la Concha en primavera y también subió en porcentaje. En el flanco izquierdo quien perdió peso fue Eduard Riudavets, de Més per Menorca, cuya campaña de reciclaje y poca actividad dejó, previsiblemente, a un millar de sus votantes en casa o en los sobres de otros partidos progresistas, es decir, convertidos en esta ocasión en voto útil socialista o de Unidas Podemos. De hecho, a Carme Garcia le votó más gente que papeletas se depositaron para la lista del PSOE al Congreso. No mucha más, pero es un hecho significativo de cómo el votante sabe discriminar entre una urna y otra.

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La abstención considerable no impidió que el candidato del PP y posible futuro senador por Menorca, Jordi López Ravanals, sumara 1.400 votos más que Aurora Herráiz en abril con un impacto porcentual siete puntos mayor, que son muchos puntos. Ausente el PI desde el momento de la convocatoria y desaparecido Ciudadanos a la hora de rellenar las urnas, a López Ravanals no le quedó en la derecha mucha más competencia que el ascenso de Vox, que ni de lejos dio para tanto.

A López Ravanals también le votaron más que a sus colegas que aspiraban a ocupar plaza en el Congreso de los Diputados. Medio millar de votos más. Son en parte aquellos votos que de menos recibieron Vox y Ciudadanos en la carrera por el Senado respecto a las papeletas del Congreso. Una estrategia que, en esta ocasión, tuvo un resultado más efectivo, pues fueron decisivos en una pugna muy ajustada.