Los expertos recomiendan beber entre 2 y 3 líquidos al día. | Freepik

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Conocemos el verano como la estación en la que la sed y el sudor nos recuerdan constantemente la necesidad de beber agua. Pero, ¿qué ocurre cuando las temperaturas descienden? Muchas personas en España tienden a olvidar la importancia de la hidratación durante el invierno, asumida erróneamente como exclusiva del periodo estival.

El agua es crucial para el adecuado funcionamiento del organismo. Aproximadamente dos tercios de nuestro cuerpo están constituidos por agua, y su presencia es esencial para diversas funciones vitales. Desde la regulación de la temperatura corporal hasta el transporte de nutrientes, pasando por el lavado de residuos y la protección del cerebro, el líquido elemento nunca deja de ser vital, incluso cuando hace frío.

Clima invernal y sus desafíos

El invierno en España trae consigo desafíos específicos para el cuerpo. El aire y las temperaturas gélidas pueden propiciar la deshidratación sin que lo notemos con la misma claridad que en verano. Según Joseph Watso, investigador del Instituto de Ejercicio y Medicina Ambiental de Dallas, EE.UU., en climas fríos los riñones incrementan la excreción de orina. Esto aumenta el riesgo de deshidratación, ya que el cuerpo puede perder más agua de la que recibe.

Expertos recomiendan consumir entre 2 y 3 litros de líquidos al día, aunque esto puede variar según diversos factores como la edad, el sexo y el nivel de actividad física. Los adultos mayores son especialmente vulnerables y deben prestar especial atención a su consumo de agua, pues el miedo a la incontinencia puede llevarles a reducir la ingesta.

Los peligros de no estar hidratado

La falta de una buena hidratación conlleva riesgos significativos, más allá de la simple sed. Los síntomas de deshidratación incluyen orina de color amarillo oscuro, calambres musculares, boca seca, sensaciones de mareo, dolores de cabeza, fatiga y hasta ansias de azúcar. Además, el mal aliento puede ser un signo de que se necesita beber más agua.

Para contrarrestar la tendencia a beber menos líquidos en invierno, se recomienda llevar siempre una botella reutilizable, consumir infusiones calientes sin cafeína o sopas, y estar atentos a los signos que el cuerpo muestra ante la falta de agua. Además, evitar las bebidas alcohólicas es crucial, ya que pueden promover la pérdida de líquidos.