La profesional destaca la importancia de saber exactamente el tipo de leche que tenemos. | Freepik

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La leche es un alimento fundamental en la dieta de los españoles, especialmente en el desayuno y la merienda. Su alto valor nutricional, gracias a su contenido en calcio y proteínas de alta calidad biológica, la convierte en un producto imprescindible para el crecimiento y mantenimiento de la masa muscular y ósea. Sin embargo, muchas personas cometen errores al momento de conservarla en casa.

Boticaria García, reconocida farmacéutica y nutricionista que ha ganado notoriedad a través de las redes sociales y medios de comunicación, abordó este tema en una participación en el programa televisivo 'Zapeando'.

En su intervención, explicó las diferencias entre los distintos tipos de leche y cómo deben almacenarse correctamente.

Tipos de leche y su conservación

Según Boticaria García, existen tres tipos principales de leche: cruda, fresca y esterilizada (UHT). Cada una requiere condiciones específicas de conservación:

  • Leche cruda: No ha sido sometida a tratamientos térmicos superiores a 40°C. No se recomienda guardarla en frío.
  • Leche fresca: Ha sido pasteurizada y se encuentra en las neveras de los supermercados. Debe conservarse en frío y consumirse en un plazo de 2 a 3 días.
  • Leche esterilizada (UHT): Ha sido tratada a temperaturas superiores a 100°C. Es la más común y se presenta en envases tetrabrik. Puede mantenerse a temperatura ambiente mientras esté cerrada, pero una vez abierta, debe refrigerarse.

Errores frecuentes al conservar la leche

Uno de los errores más comunes es guardar la leche UHT en la nevera cuando aún está cerrada. Boticaria García aclara que esto no es necesario, ya que este tipo de leche ha sido sometida a un tratamiento térmico que permite conservarla a temperatura ambiente hasta su apertura.

Otro error es no refrigerar la leche fresca o la UHT una vez abierta. Estos productos deben mantenerse en frío para evitar su deterioro y prolongar su vida útil.

Conservar la leche de manera apropiada no solo garantiza su calidad y seguridad para el consumo, sino que también permite aprovechar al máximo sus beneficios nutricionales. Una leche mal conservada puede perder parte de sus propiedades y incluso desarrollar bacterias perjudiciales para la salud.