Comidas como la cafeína o el exceso de alimentos grasos suelen ser los culpables de la acidez. | Freepik

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La acidez estomacal, caracterizada por una sensación de ardor en el pecho que puede ascender hacia el cuello o la garganta, afecta a una parte significativa de la población. Según datos de Cinfasalud, aproximadamente el 47% de los españoles experimenta acidez, y un 44% sufre de reflujo gastroesofágico. Este malestar suele estar asociado a hábitos alimenticios inadecuados, como el consumo excesivo de comidas grasas, picantes o con cafeína.

Para mitigar estos síntomas, es fundamental incorporar ciertos alimentos que ayudan a neutralizar la acidez y mejorar la digestión. Los cereales integrales, como el pan, la pasta o el arroz integral, son excelentes fuentes de fibra que contribuyen a aliviar el ardor estomacal. Además, vegetales como las habas verdes, brócoli, espárragos, coliflor, hojas verdes, patatas y pepinos, por su bajo contenido en grasa y azúcar, son recomendados para quienes padecen acidez.

El jengibre, conocido por sus propiedades antiinflamatorias, es un remedio natural eficaz contra la acidez y otros problemas gastrointestinales. Incorporarlo en infusiones o como condimento puede proporcionar alivio. Asimismo, las proteínas magras, presentes en carnes como pollo, pavo o conejo, son preferibles frente a las carnes grasas, ya que estas últimas pueden exacerbar los síntomas de la acidez.

En cuanto a las frutas, es aconsejable optar por aquellas no cítricas y con propiedades alcalinas, como el melón, coco, papaya, sandía o plátano. Estas frutas ayudan a equilibrar el pH del estómago y reducir la sensación de ardor. Por otro lado, es recomendable evitar cítricos como naranjas, mandarinas, pomelos o limones, ya que pueden favorecer la aparición de acidez.

Además de seleccionar adecuadamente los alimentos, es importante considerar la forma de preparación y los hábitos alimenticios. Optar por métodos de cocción sencillos, como al vapor o a la plancha, y evitar las frituras o comidas muy condimentadas, puede marcar una diferencia significativa en la reducción de la acidez. Comer despacio, masticar bien los alimentos y evitar acostarse inmediatamente después de las comidas son prácticas que contribuyen a minimizar el reflujo gastroesofágico.