Para los más ordenados, se recomienda hacerla un poco después de despertarse. | Freepik

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Desde pequeños, muchos hemos escuchado la insistente recomendación de hacer la cama cada mañana. Sin embargo, investigaciones recientes ponen en entredicho esta práctica cotidiana. Un estudio de la Universidad de Kingston señala que no hacer la cama podría tener beneficios para la salud, especialmente en lo que respecta a la reducción de ácaros en el hogar.

Los ácaros del polvo son diminutos arácnidos que habitan en nuestros hogares, especialmente en la ropa de cama. Estos microorganismos se alimentan de las células muertas de la piel humana y prosperan en ambientes cálidos y húmedos. Al hacer la cama inmediatamente después de levantarnos, cubrimos las sábanas y mantas, creando un entorno propicio para su supervivencia y reproducción.

Por el contrario, dejar la cama deshecha expone las sábanas al aire y la luz solar, factores que deshidratan y eliminan a los ácaros. La ventilación adecuada del dormitorio y la exposición de la ropa de cama al sol son métodos naturales y efectivos para reducir la población de estos microorganismos.

La presencia de ácaros en el hogar está asociada con diversas afecciones de salud, como alergias, asma y otros problemas respiratorios. Sus excrementos y restos corporales pueden desencadenar reacciones alérgicas en personas sensibles, manifestándose en síntomas como estornudos, picor ocular y dificultades respiratorias. Por ello, minimizar su presencia es fundamental para mantener un ambiente doméstico saludable.

No obstante, es importante equilibrar esta práctica con hábitos de higiene adecuados. Aunque dejar la cama sin hacer puede ayudar a reducir la cantidad de ácaros, también es esencial lavar la ropa de cama regularmente y mantener una buena ventilación en el dormitorio. Además, para quienes prefieren el orden y la estética de una cama hecha, se recomienda esperar un tiempo después de levantarse antes de hacerla, permitiendo que la humedad acumulada durante la noche se evapore.